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Como herramienta al servicio del ser humano, la medicina se vale del conocimiento adquirido en su ámbito científico aplicándolo al alivio del sufrimiento mental asociado con los trastornos de la salud mental. La psiquiatría suele adoptar un modelo médico para afrontar los trastornos mentales, pero considera tanto los factores biológicos como psicológicos, socio/culturales y antropológicos. Su objetivo es el estudio de la enfermedad mental, los efectos bioquímicos y ambientales sobre la dinámica del comportamiento y cómo interaccionan con el organismo para enfrentarse al mundo.
La psicoterapia ha demostrado ser eficaz en muchos problemas relacionados con la salud mental. Algunos psiquiatras realizan formación de posgrado en este campo después de completar su especialización.
Según diferentes modelos, su acción puede desarrollarse en un hospital (psiquiatría hospitalaria), en la atención primaria (psiquiatría ambulatoria) o en la comunidad (psiquiatría comunitaria).
La psiquiatría o siquiatría (del griego psiqué, alma, e iatréia, curación) es la rama de la medicina dedicada al estudio de los trastornos mentales con el objetivo de prevenir, evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las personas con trastornos mentales y asegurar la autonomía y la adaptación del individuo a las condiciones de su existencia.
El estudio objetivo y riguroso de los problemas mentales es relativamente nuevo. Todavía en el siglo XX los enfermos mentales eran recluidos en asilos donde recibían "tratamientos morales" con el fin de disminuir su "confusión mental" y "restituir la razón". En el siglo XIX surgió por primera vez el concepto de "enfermedad mental" y la psiquiatría haría su ingreso definitivo a la medicina. En los años 1930 se introdujeron varias prácticas médicas controvertidas, incluyendo la inducción artificial de convulsiones (por medio de electroshock, insulina y otras drogas) o mediante cercenar porciones del cerebro (lobotomía o leucotomía). Ambos procedimientos se usaron ampliamente en psiquiatría, pero hubo mucha oposición basadas en cuestionamientos morales, efectos nocivos o mal uso. En los años cincuenta nuevas drogas, especialmente el antipsicótico clorpromazina, fueron diseñadas en laboratorios y gradualmente suplantaron a los tratamientos más controvertidos. Aunque inicialmente se aceptaron como un avance, pronto hubo también oposiciones, debido a los efectos adversos observados tales como la disquinesia tardía.
Como herramienta al servicio del ser humano, la medicina se vale del conocimiento adquirido en su ámbito científico aplicándolo al alivio del sufrimiento mental asociado con los trastornos de la salud mental. La psiquiatría suele adoptar un modelo médico para afrontar los trastornos mentales, pero considera tanto los factores biológicos como psicológicos, socio/culturales y antropológicos. Su objetivo es el estudio de la enfermedad mental, los efectos bioquímicos y ambientales sobre la dinámica del comportamiento y cómo interaccionan con el organismo para enfrentarse al mundo.
La psicoterapia ha demostrado ser eficaz en muchos problemas relacionados con la salud mental. Algunos psiquiatras realizan formación de posgrado en este campo después de completar su especialización.
Según diferentes modelos, su acción puede desarrollarse en un hospital (psiquiatría hospitalaria), en la atención primaria (psiquiatría ambulatoria) o en la comunidad (psiquiatría comunitaria).
Tratamientos
Los tratamientos psiquiátricos suelen dividirse en dos tipos: biológicos y psicoterapéuticos.
1. Los biológicos son aquellos que actúan a nivel bioquímico en el cerebro del paciente, como es el caso de los medicamentos y la terapia electro convulsiva.
2. Los psicoterapéuticos son aquellos que se valen de técnicas como la psicoterapia para mejorar la condición del paciente. Sin embargo, la psicoterapia es una aplicación de la psicología (en particular del área de la psicología clínica), útil en el tratamiento de trastornos de salud mental. Algunos psiquiatras, luego de su postgrado, deciden especializarse en una o más corrientes terapéuticas: las terapias cognitivo-conductuales, la terapia sistémica, la terapia psicodinámica o psicoanalítica, la psicología humanista, la terapia Gestalt. Sin embargo, las universidades y centros de preparación de postgrado han ido reconociendo paulatinamente la necesidad de un estudio disciplinado de la psicoterapia durante los años de formación regular como parte del entrenamiento regular del psiquiatra.
Los fármacos psicotrópicos son el tratamiento biológico más común utilizado en la actualidad, mientras que el tratamiento psicoterapéutico es una de las funciones compartidas con casi todo el equipo multidisciplinario con formación en dicha área. Estos pueden ser trabajadores sociales, psicólogos clínicos, enfermeros, terapeutas ocupacionales.
La psicología y la psiquiatría: ciencias hermanas
La psiquiatría, al ser una disciplina médica, tiene como elemento fundamental la realización de un diagnóstico, lo que implica la capacidad de distinguir trastornos mentales y alteraciones de la conducta debidas a otras causas. La psicología, por su parte, además de ocuparse del ámbito clínico puede hacerlo en otras áreas no ligadas al alivio del sufrimiento pero sí relativos a la salud (deportiva, organizacional, jurídica, neurociencias, social, educativa, infantil). Las diferencias entre psiquiatras y psicólogos son varias: por un lado, los primeros son médicos especializados en salud mental, mientras que los psicólogos tienen formación y experimentación directamente en el tratamiento de la salud mental; por otra parte, el tratamiento que pueden ofrecer ambos es similar, pero los psiquiatras están autorizados legalmente a recetar medicamentos, mientras que los psicólogos no pueden expedir recetas.
La psiquiatría también se encarga del estudio del paciente esquizofrénico, cuyo tema central del padecimiento está relacionado a la regresión que tiene un paciente esquizofrénico a la niñez y los comportamientos propios de la edad infantil. La obra escrita por Hikal, nace en una noche de hospital en el Centro Psiquiátrico de Palo Alto, California, Estados Unidos. Su obra hace alusión a la desorganización, paranoia tatatónica, delirios, alucinaciones, hiper e hipoactividad. Un punto importante de la obra es el conocimiento del inconsciente donde se observa que éste trastorno mental hace difícil la ubicación de lo real e irreal así como no presentar respuestas emocionales normales.
Subespecialidades
Clínica de adicciones (generalmente farmacodependencia, aunque existen clínicas especializadas en manejo de otras conductas adictivas como la ludopatía, la adicción al sexo y otras)
Neuropsiquiatría
Psiquiatría de adultos (en los Estados Unidos como especialidad combinada, llamada family-psychiatry)
Psiquiatría de enlace o medicina psicosomática
Psiquiatría infanto-juvenil (en los Estados Unidos como especialidad combinada pediatrics-psychiatry)
Psiquiatría geriátrica
Psiquiatría de urgencias (en España, "Experto en emergencias en Salud Mental", no reconocida como especialidad en otros países de la Unión Europea)
Psiquiatría comunitaria
Psicofarmacología
Psicoterapia
Psiquiatría legal o psiquiatría forense
Psiquiatría biológica
Psiquiatría de los trastornos del aprendizaje (En el Reino Unido fase de Higher specialist training para optar al título de Specialist Registrar, SpR)
Psiquiatría transcultural
Psiquiatría psicodinámica
Psicopatología
Sexología (otras disciplinas también pueden tener como objeto de estudio la sexología)
Trastornos psicóticos
Trastornos de la conducta alimentaria
Trastornos del estado de ánimo y clínica de ansiedad
Trastornos del sueño (medicina del sueño)
La neuropsiquiatría es la rama de la medicina que se ocupa de los trastornos mentales atribuibles a enfermedades del sistema nervioso. Precedió a las actuales disciplinas de psiquiatría y neurología, en la medida en que los psiquiatras y neurólogos tenían una formación común. Posteriormente, la neurología y la psiquiatría se dividieron y se suelen practicar por separado; sin embargo, la neuropsiquiatría se ha convertido en una subespecialidad de la psiquiatría y está estrechamente relacionada con el campo de la neurología de la conducta, otra subespecialidad de la neurología que se ocupa de los problemas clínicos de la cognición y del comportamiento causados por una lesión cerebral o enfermedad del cerebro.
Dado la considerable superposición entre estas subespecialidades, ha habido un resurgimiento del interés y el debate relacionados con la neuropsiquiatría en el medio académico durante la última década. La mayor parte de la literatura aboga por un acercamiento entre la neurología y la psiquiatría, formando una especialidad por encima y más allá de una subespecialidad psiquiátrica.
Salud mental
La salud mental es, en términos generales, el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural que garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de vida. Comúnmente, se utiliza el término “salud mental” de manera análoga al de “salud o estado físico”, pero lo mental alcanza dimensiones más complejas que el funcionamiento meramente orgánico del individuo. La salud mental ha sido definida de múltiples formas por autores de diferentes culturas. Los conceptos de salud mental incluyen el bienestar subjetivo, la autonomía y potencial emocional, entre otros. Sin embargo, las precisiones de la Organización Mundial de la Salud establecen que no existe una definición “oficial” sobre lo que es salud mental y que cualquier definición estará siempre influenciada por diferencias culturales, suposiciones, disputas entre teorías profesionales, la forma en que las personas relacionan su entorno con la realidad, etc.
En cambio, un punto en común en el cual coinciden los teóricos es que “salud mental” y “enfermedad mental” no son dos conceptos simplemente opuestos, es decir, la ausencia de un desorden mental reconocido no indica necesariamente que se goce de salud mental y, al revés, sufrir un determinado trastorno mental no constituye siempre y necesariamente un impedimento para disfrutar de una salud mental razonablemente buena.
Dado que es la observación del comportamiento de una persona en su vida diaria el principal modo de conocer el estado de su salud mental en aspectos como el manejo de sus conflictos, temores y capacidades, sus competencias y responsabilidades, la manutención de sus propias necesidades, la forma en que afronta sus propias tensiones, sus relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida independiente, el concepto es necesariamente subjetivo y culturalmente determinado.
Importancia de la salud mental
La salud mental se relaciona con el raciocinio, las emociones y el comportamiento frente a diferentes situaciones de la vida cotidiana. También ayuda a determinar cómo manejar el estrés, convivir con otras personas y tomar decisiones importantes. Al igual que otras formas de salud, la salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la edad adulta. De acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los problemas de salud mental constituyen alrededor del 15% de la carga mundial de la enfermedad. El déficit en la salud mental contribuiría a muchas enfermedades somáticas y afectivas como la depresión o la ansiedad.
El tema de la salud mental, además, no concierne sólo a los aspectos de atención posterior al surgimiento de desórdenes mentales evidentes, sino que corresponde además al terreno de la prevención de los mismos con la promoción de un ambiente sociocultural determinado por aspectos como la autoestima, las relaciones interpersonales y otros elementos que deben venir ya desde la educación más primaria de la niñez y de la juventud. Esta preocupación no sólo concierne a los expertos, sino que forma parte de las responsabilidades de gobierno de una nación, de la formación en el núcleo familiar, de un ambiente de convivencia sana en el vecindario, de la responsabilidad asumida por los medios de comunicación y de la consciente guía hacia una salud mental en la escuela y en los espacios de trabajo y estudio en general.
Aspectos psicológicos sanos
Desde las teorías psicodinámicas se postula que la salud mental así como los aspectos patológicos son partes constitutivas de todo individuo. La constitución personal de cada sujeto implica capacidades o aspectos sanos y otros patológicos, siendo la proporción de los mismos variable entre personas. Así pues, según Wilfred Bion, la capacidad para tolerar la frustración sería una primera capacidad sana que permitiría al individuo en desarrollo el inicio del proceso de pensamiento y comprensión del mundo y de sí mismo. La función del pensamiento sería la base de la salud mental. Esta se ve favorecida por un ambiente interno de contención que permite tolerar la frustración e iniciar el desarrollo del aparato mental, la base de la salud mental, algunas veces hay niños o adolescentes que tienen problemas mentales y se recomienda llevar a un psicólogo o hablar muy claro con él.
La salud mental ha sido definida como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, contando con la capacidad de afrontar las tensiones de la vida cotidiana y trabajar de forma productiva. En la mayoría de los países, los servicios de salud mental adolecen de una grave escasez de recursos, tanto humanos como económicos. La mayoría de los recursos de atención sanitaria disponibles se destinan actualmente a la atención y el tratamiento especializados de los enfermos mentales y, en menor medida, a un sistema integrado de salud mental. En lugar de proporcionar atención en grandes hospitales psiquiátricos, los países deberían integrar la salud mental en la asistencia primaria, ofrecer atención de salud mental en los hospitales generales y crear servicios comunitarios de salud mental. La promoción de la salud mental requiere implementar programas médicos, sociales y sobre todo gubernamentales con un mismo fin, promover la salud mental durante todo el ciclo vital, para garantizar niños mentalmente sanos y evitar trastornos mentales en la edad adulta o la vejez.
La salud mental es un estado de bienestar psicológico y emocional que permite al sujeto emplear sus habilidades mentales, sociales y sentimentales para desempeñarse con éxito en las interacciones cotidianas.
Aspectos dimensionales de la anormalidad mental
David Rosenhan y Martin Seligman en 1989 expusieron algunos elementos que caracterizan la anormalidad psicológica. Por su sentido común y lo parsimonioso de su explicación, algunos de estos elementos se describen, con la finalidad de hacer explicita la complejidad de la salud mental y enfermedad.
Sufrimiento: Es el “dolor del alma”, la falta de confort, el malestar que es consecuente, en algunos casos es consecuencia de elementos biológicos, hay una causa física y una disfunción corporal; en otros, el dolor y el sufrimiento psicológico son derivados de ideas, eventos existenciales, recuerdos y otros aspectos que no son tangibles y referidos a aspectos actuales.
Conducta maladaptativa: Es un aspecto efectivo y negativo que siente el individuo, la conducta se refiere a la parte conductual, es decir, a lo que hace. La adaptación describe la capacidad del individuo de interactuar con su medio ambiente, de afrontar los problemas de manera exitosa y de ajustarse y funcionar ante todo cambio dentro de las exigencias del entorno, si el cambio no es posible, se llega a un problema de adaptación teniendo conflictos con el entorno en el que se encuentra, entrando en un estado de frustración.
Pérdida de control: El control, en la salud mental, se refiere a la predectibilidad que a través del tiempo muestra una persona con respecto a su conducta. Connota la capacidad para anticipar la reacción de una persona conocida ante un evento determinado. Una persona con control de sí misma es muy predecible: pero para que exista control debe de actuar de una manera racional y con un propósito. La pérdida es característica de la persona con carácter explosivo como se les conoce coloquialmente, se asocia con episodios de agresión que pueden llegar a la pérdida del empleo.
Concepto de higiene mental
Un antecedente del concepto de salud mental es el de «higiene mental», descrito por el psiquiatra estadounidense Clifford Whittingham Beers en 1908, quien fundó el Comité Nacional de Higiene Mental en 1909 y adelantó la campaña por los derechos de los enfermos mentales. Otro psiquiatra, William Glasser, describió la “higiene mental” en su libro “Salud mental o enfermedad mental”, siguiendo el diccionario de definiciones de higiene como “prevención y mantenimiento de la salud”.
Sin embargo es necesario establecer un punto de diferenciación entre “salud mental” y “condiciones de salud mental“. La salud mental es lo que se trata de establecer en este estudio, mientras que las condiciones de salud mental se refieren al estudio de enfermedades mentales y al tratamiento médico posible y consecuente. Para esto último, “condiciones de salud mental”, los psiquiatras se basan con frecuencia en lo que se denomina el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) (de la Asociación Americana de Psiquiatría) o en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) (de la Organización Mundial de la Salud), así como en las siempre actualizadas guías como el “Proyecto de medicación Algorithm de Texas” (TMAP) para diagnosticar y descubrir enfermedades y desórdenes mentales. Por lo tanto, la mayoría de los servicios prestados a la salud mental en general se encuentran normalmente asociados a la psiquiatría y no existen otras alternativas, lo que conlleva a un cierto límite, puesto que se asocia la salud mental con problemas psiquiátricos y se reduce con ello el concepto de las condiciones de salud mentaly psicológicas.
Consideraciones culturales y religiosas
El concepto de salud mental es, una construcción social y cultural, aunque pueden definirse o determinarse algunos elementos comunes. Por esta razón, diferentes profesiones, comunidades, sociedades y culturas tiene modos diferentes de conceptualizar su naturaleza y sus causas, determinando qué es salud mental y decidiendo cuáles son las intervenciones que consideran apropiadas. Sin embargo, los estudiosos tienen a su vez diferentes contextos culturales y religiosos y diferentes experiencias que pueden determinar las metodologías aplicadas durante los tratamientos.
El modelo holístico de salud mental en general incluye conceptos basados en perspectivas de antropología, educación, psicología, religión y sociología, así como en conceptos teoréticos como el de psicología de la persona, sociología, psicología clínica, psicología de la salud y la psicología del desarrollo.
Numerosos profesionales de la salud mental han comenzado a entender la importancia de la diversidad religiosa y espiritual en lo que compete a la salud mental. La Asociación Estadounidense de Psicología explícitamente expresa que la religión debe ser respetada, y también dice la Asociación Estadounidense de Psiquiatría dice que la educación en asuntos religiosos y espirituales es también una necesidad.
Un ejemplo de modelo del bienestar fue desarrollado por Myers, Sweeny y Witmer y en el mismo se incluían las siguientes cinco áreas vitales:
Esencia o espiritualidad.
Trabajo y ocio.
Amistad.
Amor.
Autodominio.
Además doce sub-áreas:
Sentido del valor.
Sentido del control.
Sentido realista.
Conciencia emocional.
Capacidad de lucha.
Solución de problemas y creatividad.
Sentido del humor.
Nutrición.
Ejercicio.
Sentido de autoprotección.
Control de las propias tensiones.
Identidad sexual e identidad cultural.
Todos estos puntos son identificados como las principales características de una funcionalidad sana y los principales componentes del bienestar mental. Los componentes proveen un medio de respuesta a las circunstancias de la vida en una manera que proporciona un funcionamiento saludable.
Psicopatología
El consenso científico acerca de las condiciones de la salud mental contempla desórdenes neurobiológicos y muy particularmente neuroquímicos. Otras funciones del cerebro identificadas como contribuyentes a las condiciones de la salud mental incluyen el reloj circadiano, la neuroplasticidad, el canal iónico, la transducción de señal, la cognición, las redes cerebrales, entre muchos otros. Imágenes del cerebro demuestran cambios físicos en la neuroanatomía de desórdenes como la esquizofrenia, el autismo y los llamados desórdenes bipolares. Los estudios incluyen también la observación de factores ambientales, del desarrollo y el nivel de relaciones interpersonales del individuo. Las mejores evidencias médicas, como son definidas por el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Médica del Reino Unido en su guía de tratamientos indican que el desorden bipolar, por ejemplo, requiere una combinación de medicamentos, psicoterapias, auto-ayuda y soporte social. Por su parte, las agencias de salud mental promueven en la actualidad el estímulo de métodos de auto-ayuda y superación personal.
Otras formas de estados “psicológicos no-sanos” (psicopatología), como se contempla desde la psicología, pueden relacionarse con procesos mentales (cognición) o aprendizaje y no necesariamente con categorías psiquiátricas.
Transtornos psicosomáticos
La patología psicosomática constituye un ámbito de gran relevancia para el estudio de la interacción salud física-salud mental, esto en tanto entendemos que aquello que afecte al bienestar mental o psicológico tendrá manifestaciones en la condición física del individuo. En este sentido, los trastornos o fenómeno psicosomático hacen referencia a este fenómeno, de modo que en su estudio se busca encontrar el puente o conexiones subyacentes entre un acontecimiento psicológico y otro fisiológico que se dan paralelamente ; entre mecanismos psicológicos y actividades neuroendocrinas y entre influencias socio-ambientales y respuestas psico-orgánicas. De tal modo , las funciones del cerebro de recibir, interpretar y almacenar información captada del medio ambiente e internamente, desde el propio organismo, sirven para hacer frente a situaciones de la realidad exterior y mantener el equilibrio por medio de la transducción de información de manera directiva a todo el cuerpo. Dicha transmisión se realiza a través de los sistemas nervioso y endocrino: mientras que la reacción neuronal es de rápida difusión pero de corta duración, la reacción hormonal tiene, más bien, un lento desarrollo pero una prolongada duración. Así, Los trastornos psicosomáticos tienen características muy particulares, que en el mejor de los casos, pueden ser de utilidad para clarificar el origen de una enfermedad. Según los estudios de psiquiatría realizados por Rivera algunas de las acepciones acerca de este transtornos son las siguientes:
Psicogenicidad: La etiología de la enfermedad o afección tiene como fuente factores emocionales, psicológicos o caracteriológicos. Esto quiere decir que hay una relación de causa-efecto entre factores de origen mental y una enfermedad específica.
Especificidad: Una enfermedad de origen psicosomático se asocia con un conjunto de características * específicas de variables psicológicas. De ese modo, el conjunto de actitudes afectivas, el proceder de conductas y ciertas elaboraciones cognitivas se relacionan específicamente con determinadas entidades clínicas.
Alteración funcional de los trastornos psicosomáticos
Otra de las características propias de un trastorno psicosomático es que la causa de ella se debe a la desestabilización que el organismo sufre por influencia del medio, aquel que también le proporciona recursos para su conservación y desarrollo en la búsqueda de la homeostasis interna. Cuando dichos mecanismos de defensa ante situaciones adversas fracasan, se produce en el organismo una disfunción orgánica, sin embargo, muy pocas veces el origen de dicha enfermedad o disfunción se debe a un solo agente sino que se da por una combinación de diversos factores, estos pueden ser elementos patógenos o elementos desestabilizadores. En consecuencia, la comunicación entre el cerebro y los diferentes mecanismos fisiológicos se interrelacionan y se originan los síntomas psicosomáticos que se dan a nivel neurofisiológico, neuroendocrino e inmunológico: La relación entre los sistemas nervioso y endocrino, tiene origen principalmente a nivel del hipotálamo “mediante la actividad de células neuroendocrinas o traductores neuroendocrinos de Wurtman”. De este modo, el sistema endocrino se encuentra bajo el control del sistema nerviosos central, sobre todo del hipotálamo cuya secreción hormonal regula el funcionamiento hipofisario que a su vez controla la secreción hormonal periférica. Por otro lado, relacionado al fracaso de la actividad defensiva del organismo, el sistema inmunológico juega un papel importante en tanto que es influido por factores endocrinos y neuronales para su conservación en el entorno.
Enfermedades psicosomáticas
Según la literatura encontrada, las enfermedades psicosomáticas tienen una gran presencia a nivel de deficiencias en la salud física, las encontramos en padecimientos que nos resultan recurrentes y en diversos niveles: algunas de ellas tienen origen en el sistema digestivo, en el sistema respiratorio, en el endocrino y locomotor.
Sistema digestivo: se contemplan enfermedades como el colon irritable, según investigaciones el malestar emocional produce en el sistema digestivo, mayor irritabilidad colónica.
Sistema respiratorio: se encuentran padecimientos tales como el asma, alergias nasales, sinusitis y faringitis
Sistema nervioso: pueden evidenciarse en las tan conocidas jaquecas o migrañas que se sienten a un lado de la cabeza. También se contempla la fatiga crónica como una posible enfermedad psicosomática
Sistema endocrino: Básicamente las enfermedades psicosomáticas presentes a este nivel se asocian con el hipotiroidismo.
Aparato locomotor: Artralgias (dolores articulares) y lumbalgia (dolor de espalda). Estos padecimientos se han visto asociados a estados ansiosos.
Aceptación social
La aceptación social de personas que padecen condiciones de salud mental ha probado ser la mejor ayuda y también la mejor prevención de desórdenes mentales. Desgraciadamente las personas con condiciones de salud mental son en muchos países víctimas de discriminación incluso por parte de su propio núcleo familiar, no son aceptadas con facilidad en el mundo laboral, en el estudio y en la comunidad. La falta de un conocimiento acerca de lo que significa un problema de condición mental es otro factor que incide en el mismo fenómeno de marginalización. La prevalencia de serios problemas en las condiciones de salud mental en la juventud es doble que en el general de la población sumado a que forma el grupo que menos busca ayuda en este sentido. Los jóvenes tienen un alto potencial de minimizar futuras deshabilidades si la aceptación social es amplia y reciben la ayuda precisa y los servicios oportunos.
La recuperación se da ante todo dentro del ámbito de la aceptación social. La discriminación y el estigma hacen más difícil el proceso de recuperación para personas con enfermedades mentales en lo que se refiere a conservar su empleo, obtener un seguro de salud y encontrar un tratamiento.
Observaciones críticas
Muchos afectados de las intervenciones cuestionan la prevalencia de desbalances químicos que caracterizan el grueso de la medicina mientras señalan que el DSM-IV lleva a cabo simplificaciones de diagnósticos preconcebidos y tratamientos de desórdenes mentales. La “MindFreedom International”, por ejemplo, condena la carencia de alternativas humanistas no farmacéuticas y promueve en cambio la defensa de los derechos humanos y la no coerción en opciones de tratamientos de salud mental para consumidores en dicho campo.
Los críticos señalan también que los grupos de salud mental que se proponen, tales como los de la Asociación Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, la Alianza para la Depresión y la Ayuda Bipolar, la Asociación Canadiense de Salud Mental, la Rethink y otros, lo único que hacen es promover enlaces a sus propias compañías farmacéuticas.
Salud mental en la adolescencia
La adolescencia se inicia aproximadamente a los 12 años y termina alrededor de los 20 años. El inicio de la adolescencia es más fácil de determinar debido a los cambios fisiológicos, que determinar el término de esta etapa. También la adolescencia es la etapa en la que la mayoría alcanza el más alto nivel intelectual, las operaciones formales, gracias al desarrollo cerebral característico de esta etapa . En la zona prefrontal la sustancia gris aumenta hasta los 11 años en las mujeres y los 12 en los hombres para disminuir después, lo que sin duda está reflejando el establecimiento de nuevas sinapsis en esa zona en la etapa inmediatamente anterior a la pubertad y su posterior recorte, en una secuencia que va desde la corteza occipital hasta la frontal . A este evento se le conoce como poda neuronal que trae como consecuencia una mayor eficiencia en las conexiones neuronales.
Este desarrollo cerebral responde a tres procesos: el primero es la proliferación que comprende el rápido crecimiento neuronal-glial y la formación de nuevas conexiones sinápticas, el segundo es la eliminación selectiva o poda de las sinapsis menos eficientes, y por último la mielinización que envuelve los axones para facilitar y hacer más rápida y estable la transmisión neuronal entre diferentes partes del sistema nervioso. Junto a este proceso de poda, el aumento lineal de la sustancia blanca a lo largo de la adolescencia indica la mielinización progresiva de las conexiones neuronales, tanto en la corteza frontal como en las vías que la unen a otras zonas cerebrales. Todos estos cambios en el córtex prefrontal conllevan una activación menos difusa y más eficiente en esta zona durante la realización de tareas cognitivas .
Cognitivamente los adolescentes se caracterizan por la capacidad de desarrollar un pensamiento abstracto, son capaces de imaginar diferentes posibilidades y pensar en situaciones hipotéticas; es decir, ir más allá de lo concreto. Sin embargo, no siempre se alcanza en todos los sujetos ya que depende de apoyo cultural y educacional que lo estimule. “El desarrollo moral depende del desarrollo cognitivo, porque no se puede hacer un juicio sin la capacidad de dejar de lado la propia perspectiva y situarse en el lugar del otro.” . Hay un control interno del comportamiento así como un razonamiento autónomo sobre lo correcto e incorrecto. Los adolescentes típicos se ubican frecuentemente entre 5ta y 6ta etapa del razonamiento moral según Kohlberg, caracterizada por actuar de acuerdo a la norma interiorizada e implica un pensamiento democrático.
Respecto al desarrollo social y de la personalidad, esta etapa se caracteriza por los procesos de búsqueda de identidad, los sujetos exploran nuevos intereses y se autoevalúan en sus competencias, Se caracterizan por una indecisión que se refleja en la intolerancia o el culto a los otros. Esta polaridad intolerancia-culto, permite al adolescente ubicarse dentro de las diferentes posturas presente en la sociedad para ir moldeando la identidad propia. Así mismo, enamorarse es considerado por Erikson como un intento de auto-definirse. Una relación íntima implica un interjuego de pensamientos y sentimientos.
Los trastornos mentales pueden surgir en la etapa específica de la adolescencia, los cuales están supeditados al desarrollo particular de esta etapa. La APA clasifica en categorías estos trastornos e incluyen los de aprendizaje, habilidades motoras, comunicación, desarrollo, atención y alimentación, entre otros . Estos suelen ser una mezcla de factores genéticos, biológicos y ambientales. Trastornos como los de aprendizaje suelen incluir a la dislexia, discalculia o disgrafía. En el caso particular de la dislexia, tenemos el ejemplo de un trastorno que es un problema cognitivo de procesamiento que afecta el aprendizaje y es bastante común.
En cuanto a trastornos de aprendizaje, se encuentra el trastorno por déficit de atención y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Estos tienen una dimensión más neurológica. Estudios de pacientes con estos síndromes han ubicado zonas cerebrales mediante imágenes cerebrales. Un descubrimiento a raíz de esta indagación los posicionó el área parietal del cerebro, la cual se piensa que tiene que ver con el desarrollo de estrategias para el aprendizaje .
Según los comportamientos de riesgo cometidos en la adolescencia, pueden ser altamente perjudiciales para el adolescente y puede desembocar en un mal desarrollo para un futuro adulto. Es por eso que determinó que “la nutrición tiene una estrecha relación con la salud psicológica de la persona” . La cual, a su vez, está atada a estándares sociales restrictivos.
Se piensa que reflejan las estrictas normas de nuestra sociedad acerca de la belleza, en primer lugar, la obesidad, definida como un sobrepeso de 20% a más sobre el peso ideal. Además, preocupa que los adolescentes obesos tiendan a ser adultos obesos. Por otro lado, la anorexia Nerviosa, caracterizada porque las personas que la padecen se preocupan por la comida (la preparan, hablan de ella y animan a otros a comerla) pero ellos mismos comen muy poco. No pueden ver lo terriblemente delgados que están. Esto genera depresión y obsesión con un comportamiento repetitivo y perfeccionista. Por último, otra enfermedad asociada con los desordenes alimenticios es la bulimia, caracterizada por episodios regulares de ingestión de enormes cantidades de comida, seguidos de extrema incomodidad física y emocional y vómito auto inducido.
Oposición a la psiquiatría biológica
Los estudios que se oponen a la biología psiquiátrica incluyen aproximaciones como la antipsiquiatría, algunos de los cuales son también psiquiatras, y afirman que aquéllos que tratan a pacientes de psiquiatría no necesariamente incluyen condiciones de salud mental sino que son individuos que se inscriben a un sistema convencional o consenso de realidad compartido por un grupo humano en una determinada cultura o grupo humano.
De acuerdo al doctor Glasser, crítico de psiquiatría, el modelo de salud pública es un modelo establecido deliberadamente para el servicio de millones de personas. Glasser presenta este modelo de manera “extendida” en un modelo de servicios de salud pública mental para que se ponga en práctica por profesionales de salud mental e instituciones contratando profesionales en el área en lugar de, según afirma Glasser, el establecimiento de una industria de profesionales de la salud mental como enfermeros especializados en atención psiquiátrica y consejeros de salud mental que prestan servicios sin diagnosis o realizan tan sólo medicaciones de primera línea sin brindar la ayuda profesional que el paciente necesita. Últimamente han surgido diversas tesis interesantes en torno a la temática del rol profesional en equipos de salud mental. Citando los aportes de Eliana Beatriz Hidalgo et.al en su tesis “ZOOM: Una mirada sobre el rol psicopedagógico hospitalario”, indagan sobre aspectos como las representaciones y demandas explícitas e implícitas, el trabajo en equipo, y demás características que definen al rol del psicopedagogo dentro del equipo de salud mental en el contexto hospitalario. Superando ciertas deficiencias en la dinámica profesional, se podrían suplir ciertos sesgos disciplinarios.
Este modelo no proporciona un tratamiento adecuado para pacientes con condiciones de salud mental severas, persistentes y genéticas que sean incapaces de cuidar de sí mismos y tampoco está dirigido a fortalecer una terapia. La carencia de sentido de auto-crítica es un factor decisivo en el desarrollo de la psicosis y las manías por el que la persona cree que no está enferma y rehúsa afrontar un tratamiento. Por eso agradecemos los riquísimos aportes de una de los máximos exponentes de la psicopedagogía argentina, Eliana Beatriz Hidalgo.
Promoción de la salud mental
La promoción de la salud mental parte del principio de que todas las personas tienen necesidades de salud mental y no sólo aquéllas a las que han sido diagnosticadas condiciones deficientes de salud mental. La promoción de la salud mental concierne esencialmente a la realidad social en la que todos se sientan comprometidos con el bienestar mental. La misma se da a través de proporcionar recursos para que se haga efectivo el mejoramiento de la salud mental en las personas con el fin de llevar una vida saludable En la primera conferencia internacional de promoción de la salud, se tomaron como requisitos para la promoción de salud: la paz, la educación, la vivienda, la alimentación, la renta, un ecosistema estable y la equidad. Además, se plantearon distintos niveles de intervención que sirven como base de las estrategias para la promoción de la salud: la elaboración de políticas saludables, fortalecer la acción comunitaria, creación de ambientes de apoyo, desarrollo de las habilidades personal y reorientación de los servicios de la salud.
Las diferentes medidas de promoción de la salud mental deben tomar en consideración, en primer lugar, al concepto amplio e integrado de lo que implica la misma. El aspecto preventivo, por lo tanto, implica una intervención sobre sus distintos condicionantes: la neurobiología, personalidad y el ambiente. En primer lugar, las medidas sobre la neurobiologia en la actualidad se limitan a los psicofármacos cuando se ha identificado ya un problema a nivel psiquico sensibilidad o para evitar una recaída. Por otro lado, medidas que puedan tomarse en el ámbito de la personalidad son destinadas a una mayor armonía en la configuración de la misma y descansan sobre intervenciones terapeuticas estilos educativos y de vida buscados por el propio sujeto o promovidos por el entorno. Por último, las medidas ambientales caen sobre la propia sociedad, estrategias para fomentar valores sociales y promover el bienestar, y sobre el entorno cercano que dependen del mismo individuo y de su contexto más proximo, familiares, amistades, grupo social e instituciones a las que pertenece.
La psicología positiva se interesa también por la salud mental e incluso está más cercana a ella que los tratamientos psiquiátricos. La “promoción de salud mental” es un término que cubre una variedad de estrategias. Estas estrategias pueden ser vistas desde tres niveles:
Nivel individual - Motivar los recursos propios de la persona por medio de estímulos en la auto-estima, la resolución de los propios conflictos, la asertividad en áreas como la paternidad, el trabajo o las relaciones interpersonales.
Nivel comunitario - Una creciente y cohesionada inclusión social, desarrollando las estructuras de ayuda que promueven la salud mental en los lugares de trabajo, estudio y en la ciudad.
Nivel oficial - El estado de cada nación comprometido en planes que reduzcan las barreras socio-económicas promoviendo oportunidades en igualdad de acceso a los servicios de salud pública por parte de los ciudadanos más vulnerables a este desorden.
La salud mental se tiene que tener en cuenta a lo largo de todo el ciclo vital, en este sentido es importante tener en cuenta cómo se puede promover la salud mental en los niños y los adolescentes. Los jóvenes son uno de los grupos etáreos que presenta mayor probabilidad de sufrir depresión, ya que en la etapa de la adolescencia se llevan a cabo procesos de cambio físico, psicológico, sociocultural y cognitivo. Algunas estrategias para la promoción de la salud mental en ellos son: la comunicación con un adulto que los ayude a comprender el porqué de sus sentimientos frente a una determinada situación, tratarlos con respeto y a la evitación de los castigos que puedan tener respercusiones físicas o psicológicas. El adulto en este contexto, debe servir como ejemplo de salud mental, llevando un estilo de vida saludable.