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MEDICINA DEL DEPORTE EN QUITO

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La medicina del deporte es la especialidad médica que estudia los efectos del ejercicio del deporte y, en general, de la actividad física, en el organismo humano, desde el punto de vista de la prevención y tratamiento de las enfermedades y lesiones. También, esta especialidad va adquiriendo día a día un mayor protagonismo dentro del campo de las ciencias de la salud. Además, se reconoce que el ejercicio produce beneficios sobre todo en enfermedades cardiovasculares, osteomusculares, metabólicas, y para mejorar el estado físico en general por medio de la prevención y promoción en salud. Por seguridad se debe formular como si fuera un medicamento, para definir las dosis, tipo, duración, frecuencia, y las pruebas de tolerancia.1 También se le denomina medicina del deporte, medicina de la actividad física, medicina de la educación física, medicina del ejercicio, medicina especializada en deportología. Algunos opinan que el término medicina deportiva, aunque utilizado por algunos medios de comunicación, no es de uso correcto, al igual que no es correcto el término medicina trabajadora, sino medicina del trabajo. En forma análoga el término correcto es medicina del deporte.

 

Está reconocida como una rama de la medicina por lo que existen cursos en diversas universidades, sea dentro de una maestría, especialización, subespecialización, Curso Tutelar o Curso Básico.

 

Esta diversidad da como resultado que la orientación primaria del especialista en medicina deportiva puede variar según el país de que se trate. Así, en algunos países el médico deportivo es preferentemente un médico clínico, en otros es un médico traumatólogo que se dedica a atender lesiones del deporte o también se trata de un especialista o subespecialista en ergometría o pruebas de esfuerzo, en rehabilitación de pacientes diabéticos, o en prevención de enfermedades cardiovasculares.

 

Las ramas y disciplinas de la medicina deportiva incluyen las básicas (anatomía, fisiología, biomecánica del ejercicio, etc.), las clínicas (Prevención, tratamiento y rehabilitación de lesiones y enfermedades) y otras ciencias aplicadas al deporte (psicología, nutrición, entrenamiento en el deporte, metrología, cine antropometría, etc.).

 

Los principales cometidos de la medicina deportiva son:
Misión preventiva.
Misión orientadora.
Misión curativa.

 

Espasmo muscular

 

El espasmo muscular o calambre (Del fr. crampe, y este quizá del franco *kramp; cf. rampa ) es una contracción involuntaria de un músculo o grupo de ellos, que cursa con dolor leve o intenso, y que puede hacer que dichos músculos se endurezcan o se abulten. Puede darse a causa de una insuficiente oxigenación de los músculos o por la pérdida de líquidos y sales minerales como consecuencia de un esfuerzo prolongado, movimientos bruscos o frío. El envenenamiento o ciertas enfermedades también pueden causar calambres, particularmente en el estómago. Suele mejorar o desaparecer realizando ejercicios de estiramiento de la zona afectada, descansando y tomando algún tipo de relajante muscular o antinflamatorio.

En el caso de las personas que realizan mucho ejercicio o un ejercicio continuado es recomendable tomar bebidas isotónicas, que contienen los iones que necesitan los músculos para disminuir la fatiga o recuperarse antes. Los espasmos producidos en un cuadro de fibromialgia cursan de la misma forma, pero su recuperación es más lenta y casi siempre suele dejar contractura en la zona espasmada.

 

Se debe distinguir el espasmo de la contractura muscular. Esta última, siendo también un acortamiento doloroso e involuntario de un músculo, es más duradera (puede llegar a durar de días hasta meses) y menos dolorosa que un calambre muscular; además, el alargamiento o masaje no alivia los síntomas. Causas posibles de una contractura son la tensión nerviosa, malas posturas, ejercicio excesivo, fibromialgia, problemas psicoemocionales, y otras patologías que causan bloqueo muscular.

 

Diagnóstico

 

Los espasmos musculares se diagnostican por la presencia de músculos tensos o duros que son muy sensibles al tacto y no existen estudios imagenológicos ni exámenes de sangre que puedan ayudar a diagnosticar esta condición. Si la causa del espasmo es la irritación de un nervio, como sucede en la espalda, una imagen por resonancia magnética (IRM) puede servir para determinar la causa de dicha irritación.

 

Tipos

 

Existen dos clasificaciones básicas:

Durante el esfuerzo: los espasmos se producen por el acumulamiento de deshechos metabólicos dentro de la fibra muscular; usualmente se ocasionan por movimientos bruscos.

Después del esfuerzo: los espasmos ocurren por el estiramiento de la fibra muscular o por el trabajo excesivo que se realizó durante el esfuerzo.

 

Etiología

 

Los espasmos musculares suelen suceder después de un ejercicio intenso y con gran actividad muscular. Algunas personas sufren espasmos mientras están durmiendo debido a una alteración de la irrigación sanguínea a los músculos;por ejemplo, después de comer, la sangre fluye principalmente hacia el aparato digestivo más que a los músculos. Los calambres suelen ser inofensivos, no requieren tratamiento y la forma de prevenirlos es evitando el ejercicio después de comer y haciendo estiramientos después de practicar ejercicios.

 

En cuanto a los espasmos musculares asociados al ejercicio, popularmente se cree que son el resultado de la producción y acumulación de ácido láctico en el músculo. Para producir energía, en las células la glucosa es oxidada por el oxígeno que respiramos, dando como productos agua, anhídrido carbónico y energía. En condiciones normales, el organismo está capacitado para absorber una cantidad suficiente de oxígeno para oxidar la glucosa, pero en caso de realizarse alguna actividad física prolongada, esta cantidad puede ser insuficiente. En ausencia de oxígeno, la glucosa se transforma en ácido láctico. Sin embargo, no se han encontrado pruebas a favor de esta idea.

 

Una teoría más plausible se basa en el funcionamiento como pares antagonistas de los músculos esqueléticos: por ejemplo, la contracción del bíceps está asociada a la relajación del tríceps. Esta contracción y relajación muscular está mediada por dos tipos de proteínas, miosina y actina. La miosina se une a la actina durante la contracción y se libera durante la relajación. El proceso de relajación requiere que la miosina esté unida a una ATP (una molécula usada por los procesos celulares para intercambiar energía) y magnesio. La cantidad de ATP y magnesio disminuye durante el ejercicio, provocando que la miosina no pueda desprenderse de laactina y, por ende, que el músculo no pueda relajarse produciendo los calambres. Además de magnesio se ha sugerido que otros electrolitos, como el calcio o el sodio, podrían estar implicados.

 

Estudios más recientes muestran que la mencionada depleción de minerales o la deshidratación tendrían poca importancia en el desarrollo de los espasmos musculares. Al parecer la principal causa de los calambres asociados al ejercicio estaría relacionada con un control neuromuscular alterado. El ejercicio intenso provocaría una sobrexcitación de las motoneuronas y una disminución de las señales inhibitorias del sistema nervioso central hacia estas neuronas. Este estado se alcanza cuando el músculo se fatiga y de continuar estimulando el músculo más allá de este punto se corre el riesgo de que se produzcan contracciones involuntarias, es decir calambres. Una forma efectiva de prevenir calambres es hacer que el sistema nervioso central envíe un mayor número de señales inhibitorias, lo que se logra estirando el músculo . Esto explicaría por qué estirar los músculos después de hacer ejercicio previene los calambres.

En resumen, no existe evidencia científica a favor del ácido láctico como responsable de los espasmos musculares; la evidencia científica a favor de la depleción de minerales es muy débil y, si bien la hipótesis del control neuromuscular alterado requiere de mayores investigaciones, sería la mejor explicación científica disponible.

 

Tratamiento

 

Al primer signo de espasmo muscular, se recomienda suspender la actividad e intentar estirar y masajear el músculo afectado. En un principio, el calor ayuda a relajar el músculo, aunque la aplicación de hielo puede servir después de presentarse el espasmo inicial y cuando el dolor se haya reducido. En caso de que persista el dolor en el músculo, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y, en casos más graves, el médico puede prescribir medicamentos antiespasmódicos o relajantes musculares. Después del tratamiento inicial, se debe determinar la causa del espasmo para evitar que recurra y si existe compromiso de un nervio irritado, es posible que sea necesario recurrir a la fisioterapia o incluso a una cirugía.

 

Pronóstico

 

Buen pronóstico gracias a los factores antes mencionados: Hidratación isotónica,anti-inflamatorios, calentamiento antes de realizar una actividad física o deportiva (calistenia), Terapia Manual (No es sólo masajes, sino un abordaje integral de las patologías músculo esqueléticas,articulares, etc).Y también cabe resaltar el uso de los distintos agentes físicos en la Terapia Física y Rehabilitación. Sin embargo, si es que no se sigue un buen plan de tratamiento no se llegará a solucionar totalmente el problema de fondo (patología en especial resultado de características en particular de un paciente; solo se solucionará el síntoma que es consecuencia de lo antes mencionado)

 

Situaciones que requieren asistencia médica

 

En caso de presentarse un espasmo muscular intenso con un dolor incontrolable, se debe buscar asistencia médica e, incluso, si los espasmos no son intensos, el médico puede ayudar a modificar el programa de ejercicios para reducir el riesgo de que ocurran espasmos musculares en el futuro.

 

Ligamento

 

Un ligamento es una banda de tejido conjuntivo fibroso muy sólido y elástico que une los huesos entre ellos en el seno de una articulación. El ligamento permite el movimiento, pero evita también mover los huesos de modo excesivo lo que previene las luxaciones en caso de movimientos forzados. Las principales enfermedades de los ligamentos están relacionados con los traumatismos: esguinces leves cuando las fibras de los ligamentos están demasiado estiradas o esguinces graves en caso de rotura ligamentosa. Otros ligamentos no tienen nada que ver con las articulaciones y conectan los órganos entre ellos, como el ligamento gastro-esplénico que conecta el estómago y el bazo.

 

Composición

 

El ligamento se compone de fibras colágenas rígidas, de una naturaleza similar a los tendones. Este tejido se encuentra estructurado por un grupo de pequeñas entidades denominadas fascículos, los cuales conforman las fibras básicas. A su vez, en esta estructura existen fibras onduladas que contribuyen de forma significativa en su respuesta no lineal a un esfuerzo de tensión aplicado; sin embargo, aún no está claro en qué forma y cantidad es la relación función-estructura que desempeña un papel en el comportamiento de un hueso.

 

Función

 

La función de los ligamentos es la unión y estabilización de estructuras anatómicas, siendo común de encontrar entre los huesos y cartílagos del organismo, especialmente en aquellos en que forman articulaciones. A diferencia de los tendones, que conectan músculos con hueso, los ligamentos interconectan huesos adyacentes entre sí, teniendo un papel muy significativo en el sistema músculo esquelético. En una articulación, los ligamentos permiten y facilitan el movimiento dentro de las direcciones anatómicas naturales, mientras que restringe aquellos movimientos que son anatómicamente anormales, impidiendo lesiones o protrusiones que podrían surgir por este tipo de movimiento.

 

Clasificación

 

Los ligamentos se clasifican tradicionalmente como:
1. Acintados: ligamentos que pasan de un hueso a otro sin perder contacto en ningún momento con el hueso.
2. Cordonados: ligamentos que saltan de una estructura ósea a la siguiente.

Desgarro muscular

El desgarro muscular es la lesión del tejido muscular, que va acompañada de hemorragia provocada por la rotura de los vasos sanguíneos que recorren el músculo afectado, provocando un dolor muy intenso que impide contraerlo.

Sucede por una super elongación (exceder al músculo más allá de su capacidad de estiramiento), por una contracción brusca (veloz), o por realizar un esfuerzo superior a la capacidad biológica de resistencia a la tensión.

Tipos de desgarro muscular
Tipo 1: Leve. Recuperación de 8 a 10 días
Tipo 2: Moderado. Recuperación de 2 a 3 semanas.
Tipo 3: Grave. Recuperación de 3 semanas

 

Popularmente:
Desgarro Parcial - Es la rotura de algunas fibras musculares, no todo el músculo ya que se rompen homogéneamente no en forma dispareja.
Desgarro Total - Es la rotura de la mayoría de las fibras musculares.

 

Síntomas

 

Dolor repentino, agudo e intenso pero momentáneo, acompañado generalmente de un hematoma.

En los casos más graves (al desgarre total del músculo) se produce un hematoma muy extenso e inflamación más pronunciada, que inmoviliza la región afectada que se experimenta como una parálisis temporal (contractura de musculación vecina a la lesión). Si el dolor es muy intenso puede aparecer un componente de shock -aunque es poco frecuente-, con mareo y sudor frío.

 

Tratamiento

El tratamiento normalmente incluye:
Reposo: No se deben hacer actividades que causen dolor, si el andar normal lastima, se debe reducir su duración. No se deben practicar deportes hasta que el dolor haya desaparecido.


Frío: Se puede aplicar hielo en el área lastimada, de 7 a 10 minutos cuatro veces al día, durante varios días después de la lesión. No se debe aplicar el hielo directamente en la piel. Para evitar que se extienda el hematoma y reducir la inflamación.
Medicamentos antiinflamatorios sin esteroides: Estos ayudan a aliviar el dolor. Para retomar la actividad física normal se debe evaluar la respuesta muscular luego de abandonar la medicación para evitar el "enmascaramiento" (cuando la medicación oculta los síntomas).


Calor: El uso de calor debe restringirse únicamente para cuando se esté regresando a la actividad. Posteriormente se lo puede usar antes de hacer el calentamiento para el ejercicio.
Estiramiento: Cuando el dolor agudo ha desaparecido, se debería comenzar con un estiramiento ligero, hasta donde el dolor lo permita. Se debe sostener cada estiramiento durante 10 segundos y repetir hasta 6 veces y hasta 4 veces al día.

En general ante la persistencia de dolores fuertes, se recomienda no proseguir exigiendo la parte afectada con más ejercicios o movimientos, ya que se puede lesionar aún más la zona y dejarla incapacitada por varios meses.

Factores de riesgo


Sedentarismo: debilita la estructura conjuntiva del músculo.
Desnutrición, debilita la capacidad contráctil de las fibras musculares (se adelgazan).
Circulación arterial y venosa deficiente: incapacidad de aumento de irrigación ante la exigencia del ejercicio físico, lo cual fatiga al músculo por falta de oxígeno y por acumulación de ácido láctico.


Ciertas enfermedades del metabolismo: por ejemplo, diabetes.
Realizar ejercicio físico o práctica deportiva sin el debido calentamiento (que lo previene aunque no anula su ocurrencia), de modo que es más probable que se produzca al principio de dichas actividades.
Situación traumática como una super-elongación, sobre-esfuerzo, o continuar un esfuerzo intenso o prolongado aún con signos de fatiga muscular.

 

Ligamento cruzado posterior


El ligamento cruzado posterior (LCP) es uno de los cuatro ligamentos principales de la rodilla. Los otros 3 son el ligamento cruzado anterior, ligamento lateral interno y ligamento lateral externo.


Descripción
Se extiende anterior y medialmente desde una depresión en el área intercondílea posterior de la tibia y el menisco lateral al lado anterior de la cara lateral del cóndilo medial del fémur. El LCP evita el deslizamiento posterior de la tibia (y el deslizamiento anterior del fémur) cuando la rodilla se flexiona. Combinado con el ligamento cruzado anterior, proporciona estabilidad rotacional a la rodilla. Esto es muy importante cuando se bajan escaleras o una pendiente inclinada.

 

Lesión


La prueba del cajón posterior es una de las pruebas utilizadas por los médicos y fisioterapeutas para detectar lesiones del LCP. La cirugía para reparar el ligamento cruzado posterior resulta controvertida debido a su ubicación y dificultad técnica.

 

La función de la PCL es evitar que el fémur se deslice por el borde anterior de la tibia y para evitar que la tibia posterior se desplace hacia el fémur. Las causas comunes de lesiones del LCP son golpes directos en la rodilla flexionada, como en los accidentes automovilísticos cuando el copiloto se golpea la rodilla con el tablero del vehículo (lo que también puede provocar una luxación posterior de cadera) o cayendo con fuerza sobre la rodilla, ambos casos, ocurre el desplazamiento posterior de la tibia hacia el fémur.
El ligamento cruzado anterior (LCA) es uno de los cuatro ligamentos principales de la rodilla. Los otros 3 son el ligamento cruzado posterior, ligamento lateral interno y ligamento lateral externo.


Descripción


l ligamento cruzado anterior conecta la parte posterior-lateral del fémur con la parte antero-medial de la tibia, pasando por detrás de la rótula. Esta unión permite evitar un desplazamiento hacia delante de la tibia respecto al fémur, mientras que el ligamento cruzado posterior (LCP) evita un desplazamiento hacia atrás de la tibia respecto al fémur, ambos combinados proporciona estabilidad rotacional a la rodilla. Las rupturas de este ligamento son frecuentes al realizar actividades físicas agresivas, principalmente cuando se producen impactos que provocan un genu valgo forzado de la pierna, requiriendo una operación para su reconstrucción. Esta operación puede ser por artroscopia o por cirugía abierta. Para el tejido del nuevo ligamento puede emplearse un autoinjerto o un aloinjerto.​ No obstante, la operación no es totalmente necesaria en algunos pacientes que realicen poca actividad física, quienes podrán llevar una vida normal sin este ligamento tras una rehabilitación de fortalecimiento muscular. La prueba de Lachman o la prueba del cajón (eventualmente asociada de otros exámenes clínicos o radiográficos) permiten detectar una ruptura del LCA.

 

Función


El ligamento cruzado anterior evita el desplazamiento anterior de la tibia respecto al fémur.

 

Articulación de la rodilla


Se llama articulación de la rodilla a la articulación central de los miembros posteriores o inferiores de los vertebrados, en el caso de la especie humana es la articulación central de los miembros inferiores.​ La rodilla está formada por la unión de 2 importantes huesos, el fémur en su porción proximal, y la tibia en la porción distal. Dispone asimismo de un pequeño hueso, llamado rótula, que se articula con la porción anterior e inferior del fémur. Puede realizar principalmente movimientos de flexión y extensión. Está rodeada por una cápsula articular y varios ligamentos que le dan estabilidad. En sus proximidades se insertan potentes músculos que hacen posible el movimiento de la extremidad.


Aspectos generales


En el ser humano, la articulación de la rodilla es la articulación más grande del cuerpo y una de las más complejas. Sirve de unión entre el muslo y la pierna. Soporta la mayor parte del peso del cuerpo en posición de pie. Está compuesta por la acción conjunta de los huesos fémur, tibia, rótula y dos discos fibrocartilaginosos que son los meniscos. Fémur y tibia conforman el cuerpo principal de la articulación, mientras que la rótula actúa como una polea y sirve de inserción al tendón del músculo cuadriceps y al tendón rotuliano cuya función es transmitir la fuerza generada cuando se contrae el cuádriceps.

 

La rodilla está sustentada por fuertes ligamentos que impiden que sufra una luxación, siendo los más importantes el ligamento lateral externo, el ligamento lateral interno, el ligamento cruzado anterior y el ligamento cruzado posterior.

 

Es una articulación compuesta que está formada por dos articulaciones diferentes:

Articulación femorotibial: Es la más importante y pone en contacto las superficies de los cóndilos femorales con la tibia. Es una articulación bicondilea (con dos cóndilos).​
Articulación femoropatelar: Está formada por la tróclea femoral y la parte posterior de la rótula. Es una diartrosis del género troclear.​
El principal movimiento que realiza es de flexoextensión, aunque posee una pequeña capacidad de rotación cuando se encuentra en flexión. En los humanos es vulnerable a lesiones graves por traumatismos, muy frecuentemente ocurridos durante el desarrollo de actividades deportivas. También es habitual la existencia de artrosis que puede ser muy incapacitante y precisar una intervención quirúrgica.​

 

Elementos óseos


extremo inferior del fémur presenta dos protuberancias redondeados llamadas cóndilos que están separadas por un espacio intermedio que se denomina espacio intercondileo.

Por su parte el extremo superior de la tibia posee dos cavidades, las cavidades glenoideas, que sirven para albergar a los cóndilos del fémur. Entre las dos cavidades glenoideas se encuentran unas prominencias, las espinas tibiales, en las que se insertan los ligamentos cruzados. En la parte anterior de la tibia existe otro saliente, la tuberosidad anterior que sirve de inserción al tendón rotuliano.

 

Por otra parte la rótula se articula en su porción posterior con una parte del fémur que se llama tróclea femoral. Entre ambas superficies se interpone un cartílago, el cartílago prerrotuliano que amortigua la presión entre los dos huesos.

 

Meniscos


Son dos fibrocartílagos que no poseen vasos sanguíneos ni terminaciones nerviosas, por lo que al lesionarse no se siente dolor agudo pero si molestia en la zona. Están dispuestos entre la tibia y el fémur y hacen de nexo entre estos, pues las cavidades glenoidales de la tibia son poco cóncavas mientras los cóndilos femorales presentan una convexidad más acentuada. Desempeñan un papel importante como medios de unión elásticos y transmisores de las fuerzas de compresión entre la tibia y el fémur. Los meniscos disminuyen su grosor de fuera a dentro, el exterior tiene forma de "O" y el interno de "C" o "media luna". La cara superior de estos es cóncava y la inferior plana. Se adhieren a la cápsula articular por su circunferencia externa mientras la interna queda libre. Ambos meniscos quedan unidos entre sí por el ligamento yugal

 

Cápsula articular


La articulación está envuelta por una cápsula fibrosa que forma un espacio cerrado en el que se alberga la extremidad inferior del fémur, la rótula y la porción superior de la tibia. La cubierta interna de esta cápsula es la membrana sinovial que produce el líquido sinovial.

El líquido sinovial baña la articulación, reduce la fricción entre las superficies en contacto durante los movimientos y cumple funciones de nutrición y defensa.​

 

Ligamentos


La rodilla esta sustentada por varios ligamentos que le dan estabilidad y evitan movimientos excesivos. Los ligamentos que están en el interior de la cápsula articular se llaman intraarticulares o intracapsulares, entre los que se encuentra el ligamento cruzado anterior y el ligamento cruzado posterior. Por otra parte los ligamentos que están por fuera de la cápsula articular se llaman extrarticulares o extracapsulares como el ligamento lateral interno y el ligamento lateral externo.

 

Intraarticulares


Ligamento cruzado anterior (LCA).
Ligamento cruzado posterior (LCP).
Ligamento yugal o ligamento transverso. Une los meniscos por su lado anterior.
Ligamento meniscofemoral anterior o Ligamento de Humphrey. Del menisco externo al cóndilo interno del fémur.10​
Ligamento meniscofemoral posterior o Ligamento de Wrisberg. Del menisco externo al cóndilo interno del fémur, por detrás del meniscofemoral anterior.11​
Extrarticulares
Cara anterior
Ligamento rotuliano que une la rótula a la tibia.
Cara posterior
Ligamento poplíteo oblicuo o tendón recurrente. Une el tendón del músculo semimembranoso al cóndilo externo del fémur.​
Ligamento poplíteo arqueado. Une el cóndilo externo del fémur con la cabeza del peroné en la rodilla.9​
Cara interna
Ligamento alar rotuliano interno. Une el borde de la rótula al cóndilo interno del fémur.
Ligamento menisco rotuliano interno. Une la rótula al menisco interno.
Ligamento lateral interno o ligamento colateral tibial.
Cara externa
Ligamento alar rotuliano externo. Une el borde de la rótula al cóndilo externo del fémur.
Ligamento menisco rotuliano externo. Une la rótula al menisco externo.
Ligamento lateral externo o ligamento colateral peroneo.
Bolsas serosas
La articulación de la rodilla dispone de más de 12 bolsas serosas que amortiguan las fricciones entre las diferentes estructuras móviles. Las principales son:

Bolsa serosa prerrotuliana.
Bolsa serosa de la pata de ganso.
Bolsa serosa poplítea.
Vasos sanguíneos
El riego sanguíneo de la rodilla proviene fundamentalmente de 3 arterias, la arteria femoral, la arteria poplítea y la arteria tibial anterior. De estos troncos principales surgen otros más pequeños que forman un círculo alrededor de la articulación llamado círculo anastomótico de la rodilla, del cual surgen a su vez otras ramas secundarias que proporcionan sangre a las diferentes estructuras.

Las ramas más importantes son:

Arteria genicular superior medial. Procede de la arteria poplítea.
Arteria genicular superior lateral. Procede de la arteria poplítea.
Arteria genicular inferior medial. Procede de la arteria poplítea.
Arteria genicular inferior lateral. Procede de la arteria poplítea.
Arteria genicular descendente. Procede de la arteria femoral.
Arteria recurrente tibial anterior. Procede de la arteria tibial anterior.


El retorno venoso tiene lugar fundamentalmente a través de la vena poplítea que pasa por el hueco poplíteo paralela a la arteria del mismo nombre y desemboca en la vena femoral.

 

Musculatura


A continuación se expone la lista de los músculos que actúan sobre la rodilla. Hay que tener en cuenta que algunos de ellos intervienen en varios movimientos por lo que se reseñan dos veces, por ejemplo el músculo sartorio que puede contribuir al movimiento de flexión y al de rotación interna.

Músculos flexores. Se sitúan en la parte posterior del muslo.
Isquiotibiales
Bíceps femoral.
Músculo semimembranoso.
Músculo semitendinoso.
Accesorios
Músculo poplíteo. Está situado en la porción posterior de la rodilla, debajo de los gemelos.
Músculo sartorio. Se encuentra en la parte anterior del muslo y lo cruza en diagonal.
Músculos extensores. Están situados en la parte anterior del muslo.
Cuadriceps. Está compuesto por cuatro músculos:
Recto femoral
Vasto medial
Vasto lateral
Vasto intermedio
Músculos que producen rotación externa
Tensor de la fascia lata
Bíceps femoral
Músculos que producen rotación interna
Sartorio
Semitendinoso
Semimembranoso
Recto interno
Poplíteo


Movimientos
La articulación tibiofemoral permite dos tipos de movimientos: flexión-extensión y rotación. El movimiento principal es el de flexión y extensión que sobrepasa los 130º, mientras que el de rotación es muy limitado y únicamente puede realizarse en posición de flexión.​

 

Partiendo de la posición de reposo, cuando el muslo y la pierna se prolongan entre sí en línea recta que correspondería a 0º, la flexión activa de la pierna alcanza por término medio 130º; pero el límite máximo de la amplitud de ese movimiento puede aumentarse tomando el pie con una mano.

 

La articulación posee una gran estabilidad en extensión completa, posición en la que la rodilla soporta todo el peso del cuerpo.A partir de cierto ángulo de flexión, es posible el movimiento de rotación, muy importante en la carrera para lograr la orientación adecuada del pie en relación a las irregularidades del terreno.

 

Patología


Contusión simple


Se entiende por contusión simple de rodilla una lesión de partes blandas por traumatismo sin que exista ningún tipo de daño específico de las principales estructuras que forman la articulación como el menisco, el hueso o los ligamentos. Se considera un proceso benigno que generalmente no provoca complicaciones y se resuelve en un plazo de tiempo variable con medidas conservadoras como medicamentos antiinflamatorios, reposo relativo y aplicación de frío local. La contusión simple es la lesión más frecuente de rodilla y puede provocar entre otros síntomas dolor, aumento de tamaño moderado en la articulación y equimosis. ​

 

Lesiones de los ligamentos y meniscos


Son muy frecuentes en deportes como lucha, baloncesto, natación, rugby, fútbol, fútbol americano, esquí, voleibol, hockey, tenis y otros que implican gran tensión de la articulación. Las estructuras que más frecuentemente se afectan son los meniscos, ligamentos laterales y ligamentos cruzados. En ocasiones se producen lesiones combinadas, como en la llamada tríada de OʼDonoghue o tríada desgraciada que está constituida por la rotura o desgarro del ligamento cruzado anterior, el ligamento lateral interno y el menisco medial.

Antes de la llegada de la artroscopia, la cirugía artroscópica y la resonancia magnética nuclear, el diagnóstico era más difícil y las intervenciones quirúrgicas que se realizaban para el tratamiento de estas lesiones tenían una recuperación más lenta. Con las técnicas actuales estos pacientes se recuperan con más rapidez, y pueden practicar determinados deportes en unos pocos meses si no surgen complicaciones.

 

Además del desarrollo de nuevos procedimientos quirúrgicos, la investigación actual está buscando determinar cuáles son los factores subyacentes que pueden aumentar la probabilidad de que un atleta sufra una lesión grave de la rodilla. En el futuro eso podría permitir encontrar medidas preventivas efectivas.

Rotura de meniscos


El menisco se lesiona generalmente por un mecanismo de rotación, cuando la rodilla se encuentra en situación de semiflexión y con el pie apoyado. En estas circunstancias, al producirse la rotación, el cóndilo del fémur presiona directamente al menisco y este se rompe o fisura. Esta lesión afecta con mayor frecuencia al menisco interno o medial que al externo. Las roturas pueden llegar a ser de una gravedad significativa. Se dividen en horizontales, verticales, transversales, oblicuas o mixtas. El diagnóstico se basa en la presencia de síntomas y signos clínicos característicos, en los hallazgos reportados por la resonancia magnética y artroscopia. Esta última puede ser al mismo tiempo diagnóstica y terapéutica.

 

Rotura del ligamento lateral interno


El ligamento lateral interno proporciona estabilidad a la región interna de la rodilla. Suele lesionarse por una tensión excesiva en posición de valgo, es decir por desviación de la pierna hacia fuera. Con frecuencia su rotura se asocia a lesión del menisco interno.

 

Pueden existir diferentes grados de afectación que van desde distensión leve a rotura completa. Frecuentemente la rotura completa causa poco dolor. Sin embargo, durante la exploración el médico detecta hiperlaxitud de la articulación.​

 

Rotura del ligamento lateral externo


Las lesiones del ligamento lateral externo pueden consistir en distensión o rotura. Suelen producirse por una combinación de hiperextensión de la rodilla y una presión que obliga a una desviación en varo de la articulación. Se producen por un traumatismo sobre la parte interna de la rodilla que a veces se asocia a un mecanismo de rotación.

Esta lesión es mucho menos frecuente que la del ligamento lateral interno, pero produce mayor grado de incapacidad. Las fuerzas necesarias para romper este ligamento son superiores a las necesarias para la ruptura del ligamento lateral interno.​

 

Rotura de los ligamentos cruzados


La rotura del ligamento cruzado anterior es una lesión frecuente. Puede producirse durante la actividad deportiva por giros enérgicos de la rodilla en los que el pie permanece en fuerte contacto con el suelo. El mecanismo lesional suele asociarse a semiflexión, valgo y rotación externa de la articulación de la rodilla. En el momento en que se sufre esta lesión suele sentirse un dolor intenso y una sensación de chasquido. En condiciones normales el ligamento cruzado anterior sirve de freno para evitar un movimiento anterior excesivo de la tibia con respecto al fémur. El médico puede realizar pruebas exploratorias como la Prueba del cajón y la Prueba de Lachman que si son positivas hacen más probable este diagnóstico. Su confirmación se obtiene mediante la resonancia magnética o artroscopia.​ En la lesión combinada, conocida como triada de O'Donoghue o rodilla desgraciada, se suman la rotura del ligamento cruzado anterior, del ligamento lateral interno y del menisco interno.​

 

El ligamento cruzado posterior impide que la tibia se desplace hacia atrás en relación con el fémur. Se lesiona con menor frecuencia que el ligamento cruzado anterior. El mecanismo de rotura suele consistir en un impacto directo sobre la parte anterior de la rodilla cuando esta se encuentra en situación de flexión. Es frecuente que esta lesión se asocie a la rotura de un menisco.​

 

Lesiones tendinosas


Los tendones que se afectan con más frecuencia son:

El tendón del cuadriceps. Puede romperse total o parcialmente durante la actividad deportiva, generalmente cuando la rodilla está en flexión y sometida a fuerte sobrecarga. Esta lesión produce dolor agudo en la cara anterior de la articulación e incapacidad para los movimientos de extensión.


El tendón rotuliano o ligamento rotuliano que es la continuación del anterior. Las rupturas del tendón rotuliano ocurren generalmente en personas menores de cuarenta años y si no se reparan con cirugía ocasionan retracción y atrofia del músculo cuadriceps.26​ También puede afectarse por tendinitis, proceso que se conoce como Rodilla del saltador, por ser frecuente en esta actividad atlética.


El tendón de la pata de ganso. Está formado por la unión de los tendones del músculo semitendinoso, sartorio y recto interno del muslo, también llamado músculo grácil. Se inserta en la cara interna y superior de la tibia. La tendinitis de la pata de ganso o anserina produce dolor en la región interna de la rodilla, principalmente al realizar movimientos de extensión.
El tendón del músculo poplíteo. La tendinitis poplítea causa dolor en la parte posterior y externa de la rodilla, el cual aumenta cuando se corre cuesta abajo.​


Fracturas


Las fracturas de la región de la rodilla pueden afectar a la porción inferior del fémur, la superior de la tibia o la rótula. Con frecuencia son fracturas complejas que afectan a varios huesos y a los meniscos o ligamentos. Generalmente están causadas por un gran impacto, como ocurre en los accidentes de tráfico. En la mayoría de los casos deben ser tratados quirúrgicamente por osteosíntesis, por lo general con el uso de piezas de acero o de placas y tornillos de titanio. A menudo también se requiere reconstruir la superficie articular con materiales óseos o de cerámica. Las fracturas puras pueden ser fijada solo con tornillos.

 

Las fracturas de la extremidad inferior del fémur pueden ser supracondíleas, si se producen por encima de los cóndilos o bien afectar al cóndilo externo, al interno o a ambos. Las de la extremidad superior de la tibia pueden afectar a la meseta tibial externa, a la interna o a ambas.

Las fracturas de rótula son infrecuentes y suelen ocurrir por caídas con impacto directo sobre este hueso. Pueden ser longitudinales, transversales o compuestas. Tienden a dejar fragmentos que pueden causar limitación en la movilidad de la articulación.​

 

Luxaciones


Una luxación es toda lesión que causa pérdida permanente del contacto de las superficies articulares. Puede ser total (luxación) o parcial (subluxación). En la rodilla, las luxaciones pueden afectar a la rótula o a la articulación femorotibial.

 

Luxación de rótula


La luxación de la rótula es una lesión que suele estar causada por un traumatismo directo sobre la cara anterior de la rodilla. Generalmente se producen desplazamientos laterales de la rótula que cambia su posición habitual sin romperse, lo que ocasionan un cuadro doloroso con dificultad para el transporte de cargas y disminución de la capacidad de movimiento de la articulación. Es una lesión recidivante que puede repetirse periódicamente.

 

Luxación tibiofemoral


La luxación de la articulación tibiofemoral de la rodilla es una grave complicación que ocurre tras traumatismos severos como atropellos o accidentes de tráfico. Se asocia a lesiones de los músculos, cápsula articular, tendones, arteria poplítea y vena poplítea, por lo que constituyen una situación de emergencia que puede poner en peligro la viabilidad del miembro afectado.

 

Derrame articular


En condiciones normales existe una pequeña cantidad de líquido en el espacio articular que es producido por la membrana sinovial y sirve para nutrir el cartílago y actuar como lubricante con el objeto de disminuir el roce en la articulación y su desgaste. Cuando la acumulación de líquido es excesiva se produce derrame articular que provoca dolor y limitación de la movilidad. Este debe diferenciarse de la hinchazón o edema originado fuera de la articulación que suele ser más localizado, es de menos gravedad y puede estar causado por pequeños traumas, bursitis u otras causas.

 

La presencia de derrame puede obligar, dependiendo de la cantidad existente, a realizar una punción para evacuarlo que se llama paracentesis y tiene la doble finalidad de aliviar la tensión y obtener una muestra del líquido para analizarla en el laboratorio.

La existencia de derrame no es una enfermedad en sí misma sino un síntoma que puede tener muchos orígenes. Las causas se dividen en dos grupos, traumáticas y no traumáticas.33​ Los derrames de origen traumático pueden estar asociados a lesión de alguno de los ligamentos que estabilizan la articulación, fracturas intraarticulares, luxación de rótula o rotura de menisco, aunque puede existir derrame como única manifestación tras un trauma sobre la rodilla. Los no traumáticos pueden ser la consecuencia de artrosis, artritis reumatoide, enfermedades infecciosas que afecten a la rodilla, gota y tumores óseos benignos o malignos.​

 

Gonartrosis


La gonartrosis es la artrosis de rodilla. Puede afectar a la articulación femorotibial y a la femororrotuliana. Es más frecuente en mujeres que en varones y suele aparecer a partir de los 50 años. Produce dolor que aumenta al caminar, incapacidad funcional y deformidad en genu varo o genu valgo que se agrava progresivamente con el paso de los años.

Para el diagnóstico es muy útil la radiología, en la que aparecen signos característicos, como estrechamiento del espacio articular, esclerosis subcondral y presencia de osteofitos.

Los factores principales que influyen en la aparición de artrosis de rodilla son la edad, la predisposición genética, la obesidad, la existencia de traumatismos previos y la sobrecarga de la articulación. El tratamiento es conservador en las primeras etapas de la enfermedad y se basa en realizar ejercicios de rehabilitación y medicamentos antiinflamatorios en los periodos de dolor agudo. Cuando la artrosis está muy avanzada y produce graves repercusiones funcionales, existe indicación para la sustitución quirúrgica de la articulación de la rodilla por una prótesis.​

 

Artritis


La inflamación aguda de la rodilla o artritis puede ser el resultado de varias enfermedades como la artritis reumatoide, la gota o procesos infecciosos.

Los procesos infecciosos que afectan a la articulación son poco frecuentes, pero pueden tener consecuencias graves. Requieren tratamiento inmediato con un antibiótico. En las personas a las que se les ha colocado una prótesis de rodilla, puede producirse infección de la prótesis, esta eventualidad supone una grave complicación de la intervención.​

 

Enfermedad de Osgood-Schlatter


Es la causa más frecuente de dolor la porción anterior de la rodilla en niños y jóvenes de entre 10 y 15 años. Está producida por la afectación del cartílago situado en la tuberosidad anterior de la tibia. Causa dolor durante la actividad física que mejora con el reposo. La enfermedad es de carácter leve y los síntomas desaparecen cuando se completa el crecimiento óseo.​

 

Condromalacia rotuliana


Afección frecuente en personas jóvenes y deportistas que está causada por la degeneración del cartílago situado entre la rótula y el fémur. Produce dolor en la parte anterior de la articulación. A veces se le da la denominación de Síndrome patelo femoral.​

 

Enfermedad de Hoffa


Consiste en la inflamación crónica de la zona de grasa situada por detrás del tendón rotuliano y debajo de la rótula, esta zona se llama almohadilla grasa de Hoffa. Es una causa poco frecuente de dolor en la rodilla. ​

 

Quiste de Baker


El quiste de Baker es una protuberancia que se produce en la parte posterior de la rodilla, en el hueco poplíteo. Surge en el contexto de procesos inflamatorios crónicos, debido a la mayor producción de líquido sinovial, el cual se comunica con el quiste a través de una fístula desde la cápsula articular. El aumento de volumen puede dar lugar a molestias, dolor y restricción de la capacidad de movimiento.

 

Bursitis


La articulación de la rodilla posee varias bolsas serosas o bursas, especialmente en la parte delantera de la rótula. Son fácilmente vulnerables, como consecuencia de abrasiones, laceraciones o traumatismos repetidos. Los micro traumatismos, incluyendo las sobrecargas por la actividad laboral o deportiva, pueden causar inflamación crónica, que en la mayoría de los casos mejoran con tratamiento antiinflamatorio, reposo, vendajes compresivos o aplicación de frío local.

 

Ostecondrosis disecante
Se caracteriza por la separación de un fragmento de hueso recubierto por cartílago que se desprende generalmente del cóndilo del fémur y puede causar dolor en la rodilla, limitación de la movilidad y bloqueo de la articulación. Este proceso aparece frecuentemente en atletas y puede obedecer a diferentes causas como microtraumatismos repetidos por la práctica deportiva y predisposición genética a su aparición. Por la naturaleza migratoria del fragmento óseo y su apariencia en la radiografía, se suele llamar ratón articular