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La Geriatría es una especialidad médica dedicada al estudio de la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de las enfermedades en las personas de la tercera edad.
La Geriatría resuelve los problemas de salud de los ancianos en el área hospitalaria y en la comunidad; sin embargo, la Gerontología estudia los aspectos psicológicos, educativos, sociales, económicos y demográficos de la tercera edad.
Esta especialidad médica está implantada en al menos 14 países: España, Finlandia, Irlanda, Islandia, Liechtenstein, Noruega, Países Bajos, Rusia, Suecia, México, Argentina, Uruguay, Perú, Colombia y Venezuela.
El paciente geriátrico se define como aquel que cumple tres o más de las siguientes condiciones:
Generalmente mayor de 75 años.
Pluripatología relevante.
Alto riesgo de dependencia.
Presencia de patología mental acompañante o predominante.
Presencia de problemas sociales en relación con su estado de salud.
Presencia de más de tres síndromes geriátricos.
Tercera edad
Tercera edad es un término antropo-social que hace referencia a las últimas décadas de la vida, en la que uno se aproxima a la edad máxima que el ser humano puede vivir. En esta etapa del ciclo vital, se presenta un declive de todas aquellas estructuras que se habían desarrollado en las etapas anteriores, con lo que se dan cambios a nivel físico, cognitivo, emocional y social. A pesar que esta fase tiene un punto final claro (la muerte), la edad de inicio no se encuentra establecida específicamente, puesto que no todos los individuos envejecen de la misma forma. No obstante, debido que la edad biológica es un indicador del estado real del cuerpo, se considera que se trata de un grupo de la población que tiene 65 años de edad o más.
Introducción
En el Japón, la vejez es un símbolo de estatus; es común que a los viajeros que se registran en los hoteles se les pregunta la edad para asegurarse de que recibirán la deferencia apropiada. En contraste, en Estados Unidos el envejecimiento por lo general se considera indeseable. Los estereotipos sobre el envejecimiento, internalizados en la juventud y reforzados por décadas de actitudes sociales, pueden convertirse en estereotipos personales, que a nivel inconsciente y a menudo actúan como profecías que se autorrealizan.
Este grupo de edad ha estado creciendo en la pirámide de población o distribución por edades en la estructura de población, debido principalmente a la baja en la tasa de mortalidad por la mejora de la calidad y esperanza de vida de muchos países.
Las condiciones de vida para las personas de la tercera edad son especialmente difíciles, pues pierden rápidamente oportunidades de trabajo, actividad social y capacidad de socialización, y en muchos casos se sienten postergados y excluidos. En países desarrollados, en su mayoría gozan de mejor nivel de vida, son subsidiados por el Estado y tienen acceso a pensiones, garantías de salud y otros beneficios.
Incluso hay países desarrollados que otorgan trabajo sin discriminar por la edad y donde prima la experiencia y capacidad. Las enfermedades asociadas a la vejez (Alzheimer, artrosis, diabetes, cataratas, osteoporosis etc.) son más recurrentes en los países en vías de desarrollo que en los desarrollados.
El Día Internacional de las Personas de Edad se celebra el 1 de octubre.
La recién elaborada sociología de la tercera edad tiene otras dimensiones: considerar a estas personas un grupo cultural en una estratificación de la población por grupos de edad (igualdad de trato, igualdad de derechos). Sin embargo, esta situación sólo puede aplicarse en un segmento interesante pero reducido de consumidores y de clientela política, por lo que de nuevo es reduccionista, pues asume homogeneidad. Además, la exclusión del mercado laboral remunerado no quita su inclusión en actividades típicas del voluntariado, comisiones municipales, residencias, centros sociales, bibliotecas y otras instituciones con enfoque comunitario, asociacionista y participativo como personas y como ciudadanos.
Shanas (1968, 1977) contribuyó con el concepto de la construcción social de la tercera edad contra conceptos discriminantes que, como símbolos y sentimientos, pueden modificarse; Butler (1975, 1980) removió hacia adelante la nueva edad, con un enfoque de interaccionismo simbólico.
Disciplinas que la abordan
La Geriatría estudia la prevención, curación y rehabilitación de enfermedades en la tercera edad; y la Gerontología estudia los aspectos psicológicos, educativos, sociales, económicos y demográficos relacionados con los adultos mayores. Hoy en día existen especialidades como la gerontología psiquiátrica (o psiquiatría gerontológica), que incluyen variables como la calidad de vida y otros fundamentos científicos. También existe la educación gerontológica, que tiene como finalidad orientar los preceptos pedagógicos a la ciencia de la gerontología para enriquecerla y reforzarla. Se ha desarrollado también como una tecnología social de apoyo e industrialización y de avances científicos.
Platón y Cicerón
El tema de la senectud como preparación para la vejez preocupó a Platón (en el siglo V a. C.) en 'La República', y Cicerón (en el siglo I a. C.) escribió sobre ella en 'De Senectude'. Ambos son escritos en la ontología de las categorías de edades, que se ha configurado alrededor de 'modos de ser', relacionados con el decurso mismo de la vida personal. Hay párrafos que, en lo esencial, son idénticos en ambos autores. Las 'apostillas al diálogo de la vejez' en Internet es un elogio al pensamiento de Cicerón.
Terminología de la vejez, discriminación y prejuicios.
Las diferentes denominaciones: senectud, ancianidad, vejez, mayores, segunda juventud, provectos y tercera edad, al igual que la terminología de seniors para elders (en el inglés) tienen todos el propósito de esquivar los prejuicios y la discriminación. Algunos de ellos sí lo logran, y en gran medida; otros, por el contrario, generan nuevas máscaras. También los estudios sociológicos han asignado prioridades al tema y que varían en las distintas sociedades y épocas a la par de alimentación, vivienda, salud y transportes. También hay abuso de los mayores como discriminación por edad en los ambientes laborales. Hay una consideración también respecto al "estar activo" y a las aficiones pensadas con un diseño universal, que sustituyen a los trabajos en los mayores y que también pueden ser proyectadas desde muchos años antes, por ejemplo: la lectura como recurso y como afición, que si no ha sido ya utilizada en la juventud y edad adulta, difícilmente será utilizada mucho después. Priman los temas vitales y no quieren que estén ausentes tampoco los propios de su grupo social de personas mayores, como cultura diferente e igualmente con una diferente actitud a lo que es nivel de vida. Es muy sensible al puesto en la nueva sociedad de los mayores por la pérdida de la familia extensa y el advenimiento de la familia nuclear o sólo de pareja, con pocos hijos. Lo es también su capacidad de maniobra por el aumento de rentas y consecuente independencia de los futuros 'mayores', por el aumento de la clase media.
Depresión en la tercera edad
La tercera edad es una etapa de la vida en la que el ser humano elabora una reflexión de lo que ha logrado en su trayectoria de vida, así como de las oportunidades que se han dejado pasar o simplemente se han postergado. Cabe señalar que esta etapa se hacen presentes los trastornos biológicos y psicológicos. Es decir, se comienza a tener problemas con la vista, la audición, el habla, el equilibrio y la pérdida de memoria.
También suele perderse a seres queridos y amigos, y la incapacidad para participar en actividades que antes solía realizar a menudo. Esto puede resultar en una desestabilidad emocional que da lugar a emociones negativas como la tristeza, la ansiedad, la soledad y la baja autoestima, que a su vez conducen al aislamiento social y la apatía.
La consecuencia más grave sería la depresión crónica o la depresión que es recurrente y persistente. Ésta puede tener efectos físicos que incrementan el índice de mortalidad de los hombres y mujeres. En Japón, la vejez es un símbolo de estatus; es común que a los viajeros que se registran en los hoteles se les pregunte la edad para asegurarse de que recibirán la deferencia apropiada. En contraste, en Estados Unidos el envejecimiento por lo general se considera indeseable. Los estereotipos sobre el envejecimiento, internalizados en la juventud y reforzados por décadas de actitudes sociales, pueden convertirse en estereotipos personales, que a nivel inconsciente y a menudo actúan como profecías que se autorealizan.
La depresión puede llevar a hábitos alimenticios que acaben resultando en obesidad, provocando también pérdida considerable del apetito y la reducción de niveles de energía, ocasionado a veces un trastorno conocido como anorexia geriátrica. Asimismo, pueden experimentar índices más altos de insomnio y tiempos de reacción más prolongados que lo normal, lo que aumenta los riesgos asociados con cocinar y conducir.
Es por esto que se debe poner un especial interés en la vida de los adultos mayores o de la tercera edad, ya que si ellos son acompañados en esta etapa de cambios, y se sienten apoyados, se puede reducir el riesgo de padecer depresión.
También si ellos ejercitan su memoria y realizan actividades, ya sean físicas o recreativas, a un ritmo moderado, pueden sentirse útiles y así motivar al grado de aumentar su autoestima.
Sexualidad en la tercera edad
Sexualidad y la necesidad sexual
La sexualidad es una motivación básica que dirige e intensifica la conducta de los seres humanos y que se encuentra basada en el deseo sexual, el cual es un impulso personal influido tanto por estímulos externos (estímulos asociados con la sexualidad) como internos (pensamientos). Los seres humanos somos seres sexuados, por lo que a lo largo del ciclo del ciclo vital presentamos excitación, placer sexual y deseo. De esta manera, aunque no se tenga actividad sexual, la tendencia motivadora de la sexualidad se mantiene en el individuo.
Por lo tanto, en la tercera edad no se presenta una pérdida del deseo sexual y a pesar de ciertos cambios fisiológicos, la sexualidad no pierde su complejidad. Durante esta etapa, la actividad sexual puede tener particulares contenidos afectivos y motivaciones sin descartar el deseo. Con ello, las relaciones sexuales en la tercera edad se encuentran relacionadas con el encuentro interpersonal y que se puede explicar a partir de una de las tres necesidades interpersonales características de esta etapa, la necesidad sexual. Se entiende por necesidad sexual aquella necesidad, en la que se buscan las manifestaciones de afecto (besos, caricias, abrazos), la intimidad corporal, la excitación, el deseo, el sentirse deseado y el placer sexual y de intimidad emocional. Así, no se reduce el sexo a la genitalidad, sino es importante entender la necesidad de contacto en la actividad sexual.
No obstante, los adultos mayores pueden atravesar ciertas dificultades para satisfacer esta necesidad, ya que muchos de ellos pueden perder a su pareja, por lo que también se podría dar la pérdida de su compañero o compañera sexual. De esta manera, se puede presentar una soledad sexual-amorosa, es decir la falta de la necesidad de excitación, placer e intimidad corporal y emocional con otra persona. Así, el adulto mayor debe esperar nuevos vínculos para poder satisfacer la necesidad. La espera puede ser larga, ya que teniendo en cuenta que el encuentro interpersonal es fundamental en el acto sexual, se puede dar una búsqueda de la satisfacción de la necesidad a partir un vínculo significativo. No obstante, esto no significa que el adulto mayor no pueda gozar nuevamente de su sexualidad.
Falsas creencias sobre la sexualidad en la tercera edad
Socialmente la sexualidad en la tercera edad es rechazada o no es considerada. Esto se puede explicar a partir de las falsas creencias que se tienen a nivel social sobre la sexualidad en la tercera edad. Uno de las principales supone que los adultos mayores no tienen capacidades fisiológicas para tener conductas sexuales. Asimismo, se asume que los adultos mayores no se encuentran interesados en las actividades sexuales, puesto que debido a la edad la satisfacción sexual ha disminuido.
Ninguna de estas creencias es cierta, ya que en primer lugar la mayoría de adultos mayores sí son capaces de mantener actos sexuales, ya que conservan la fisiología del placer sexual. A pesar que se pueden presentar ciertas limitaciones físicas, estas pueden ser tratadas o sobrellevadas, por lo que la desaparición de la actividad sexual no es justificada por estos cambios. Asimismo, respecto a la segunda creencia, muchos adultos mayores mantienen un interés en los actos sexuales, presentándose en ellos deseo sexual. Si bien es cierto que algunos adultos mayores expresan haber perdido su interés sexual o una disminución de ella, la satisfacción de la actividad sexual tiende a permanecer en la tercera edad. Como se puede observar, se presentan ciertas preconcepciones sobre la tercera edad que no corresponden a la realidad y que son compartidas socialmente. Lamentablemente, estas falsas creencias pueden influir en las representaciones que tienen los adultos mayores sobre sí mismos, afectando su propia sexualidad.
Factores que influyen en la sexualidad en la tercera edad
Fisiología sexual
La anatomía y la fisiología sexual cambian a lo largo del ciclo vital, desde el desarrollo embrionario hasta el final de la vida; sin embargo los cambios más notorios en fisiología humana comienzan desde los 30 años en adelante, se acelera a partir de los 50 años, se hacen muy significativos a partir de los 60 y continúan declinando en adelante en cuanto a la capacidad reproductiva, la flexibilidad, el vigor de los órganos sexuales, la capacidad de respuesta sexual, etc.
Es importante señalar que no hay etapas asexuadas, sino períodos con diferentes características sexuales.
En las personas de tercera edad, la fisiología sexual se divide en cambios anatómicos y fisiológicos como tal, figura corporal y respuesta sexual.
En las mujeres
Los cambios fisiológicos y anatómicos en las mujeres de tercera edad comienzan con el fenómeno de la menopausia, debido al envejecimiento de los ovarios y la disminución en la capacidad de respuesta a los mensajes del eje hipotalámico-hipofisario a nivel cerebral. El fenómeno de la menopausia aparece, aproximadamente, a partir de los 35 y 40 años de edad y se confirma cuando ha pasado un año sin menstruación. Asimismo, los ovarios comienzan a producir menor cantidad de estrógenos y la pérdida de la capacidad reproductora involucran, específicamente, a la vagina y la vulva, debido a que los labios mayores y menores pierden tamaño y elasticidad, el introito vaginal se estrecha, lo que ocasiona molestias y dolores en las mujeres, además la disminución en la capacidad de defenderse frente a infecciones.
No obstante, los cambios más significativos para las mujeres son los que involucran la figura corporal, lo cual tiene sentido debido a la gran presión social por favorecer la juventud. Los cambios en la figura corporal se evidencian en las mujeres en la piel envejecida, la disminución de la turgencia de las mamas, en la notoria distribución distinta de la grasa (figura menos juvenil), pérdida parcial y cambio de color del cabello lo que las lleva a realizar conductas que encajen en la sociedad como teñirse el cabello, utilizar cremas, acudir a servicios de cirugía plástica, entre otros.
En cuanto a la respuesta sexual, los cambios más sobresalientes son una respuesta sexual más lenta y una menor frecuencia e intensidad en las contracciones orgásmicas.
Por todo lo anterior, cabe resaltar que todos estos cambios no implican razones fisiológicas para dejar de tener conductas sexuales coitales, ser acariciadas o masturbarse y, en general, disfrutar de una sexualidad plena.
En los hombres
Los hombres, si bien presentan claros cambios a nivel de su sexualidad, se diferencian en varios aspectos respecto a las mujeres, especialmente, en que en ellos no se produce un cambio fisiológico equivalente a la menopausia.
En cuanto a los cambios fisiológicos y anatómicos, en los hombres se evidencian en la disminución de hormonas masculinas como la testosterona, menor tamaño de los testículos y, por lo tanto, menor producción de esperma. Además, en la tercera edad, los hombres comienzan a perder vigor en la erección.
En cuanto a la figura corporal, los hombres de tercera edad manifiestan envejecimiento generalizado, especialmente de la piel y el cabello.
Por su parte, los cambios más significativos son en cuanto a la respuesta sexual, ya que se produce un mayor intervalo de tiempo para conseguir la erección y el orgasmo, para lo cual es necesario mayor estimulación táctil directa y continuada, menor vigor y estabilidad en las erecciones. Asimismo, la eyaculación es menos vigorosa y el período refractario es más largo para producir una nueva erección. Esto último podría resultar en una ventaja, ya que hace más fácil el entendimiento con las mujeres al favorecer el interés por la estimulación no necesariamente genital y disminuir la urgencia a eyacular.
Por último, es necesario recalcar que, al igual que las mujeres, estos cambios a nivel fisiológico en los hombres de tercera edad no impiden una satisfacción sexual plena.
Factores sociales y culturales
El cuerpo en la especie humana no solo es significativo a nivel personal, sino que también involucra una representación que es interpretada por cada cultura, cada sociedad y cada momento histórico a partir de los cánones de belleza determinados por la misma sociedad. Los cánones de belleza son definidos, actualmente, por las industrias de belleza y moda, los productos culturales cosméticos, farmacológicos y quirúrgicos, tanto para hombres como para mujeres; sin embargo, las personas mayores pueden sufrir debido a su alejamiento por la figura corporal estética predominante en su respectiva cultura y sociedad, generándoles baja autoestima, angustia y miedo a envejecer cada vez más.
La jubilación laboral, uno de los cambios sociales más generales, debido a la avanzada edad o a las limitaciones involucradas en diversas enfermedades pueden alterar la vida social de las personas. En el caso de que la pareja de adultos tardíos vivan juntos, la jubilación laboral de uno de los miembros o de ambos los obliga a restablecer sus relaciones, a realizar cambios en ellas, debido a que pasan a estar más tiempo juntos, a estar todo el día pendientes del otro, lo cual podría significar consecuencias tanto positivas como negativas, ya que si bien, por un lado, el pasar más tiempo juntos favorecería la relación, por otro, podría significar sentimientos de atosigamiento. Por otra parte, la jubilación puede dejar aisladas a las personas de tercera edad solteras, separadas o viudas, para quienes es importante ofrecerles actividades sociales que les permita salir de su apartamiento.
Por otra parte, los afectos sexuales y amorosos como el deseo, la atracción y el enamoramiento están también determinados por la sociedad y la cultura en la que se vive. Estos efectos sexuales cumplen la consigna de impulsar a buscar a otra persona, a encontrarse a uno mismo corporal, mental y afectivamente, no obstante, es necesario especificar que la sexualidad no implica solamente actividad sexual coital, sino que hay otros afectos que la significan.
En cuanto al deseo, en la especie humana, a diferencia de los animales, representa un factor cualitativo y, por lo tanto, no involucra únicamente un actividad sexual procreadora. En cuanto a la atracción, esta se mantiene activa a lo largo de la vejez, aunque los modelos sociales predominantes estén más asociados a la juventud. El enamoramiento, por su parte, supone el deseo y la atracción sexual a la vez y cambia aún dentro de la misma sociedad, cada cierto tiempo.
Finalmente, el rol de género y el rol sexual asignados por la sociedad a las personas, sobre todo, a las mujeres perjudican y crean dificultades para vivir una sexualidad plena y sentirse satisfechas. Entre esos factores se encuentran que las mujeres han sido educadas de forma más represiva y limitada en términos de moral sexual que los hombres, en donde el matrimonio es una causa obligatoria para poder tener relaciones sexuales. En ese sentido, las mujeres que se toman libertades sexuales son peor vistas que los hombres que harían lo mismo. La mujeres, además han aprendido a que deben de tomar menos la iniciativa en términos de sexualidad, incluso por temor a ser catalogadas de manera negativa.
Factores psicológicos
En el caso de las mujeres, los cambios fisiológicos asociados a la menopausia pueden venir acompañados de cambios psicológicos en términos de inestabilidad, como el nerviosismo, dificultades para dormir. Estos cambios pueden evidenciarse en conductas como cambios drásticos de humor, de emociones y sentimientos de tristeza y depresión más frecuentes.
En los hombres, por su parte, los cambios psicológicos se evidencian en el miedo a no dar la talla en la respuesta sexual de las relaciones.
El factor presente en ambos sexos a nivel psicológico es el balance de la vida, que se refiere a la revisión de los aspectos más importantes de la vida del ser humano como la salud, el trabajo, la economía, las relaciones sociales, familiares, la sexualidad y la vida amorosa, de las que podrían devenir sentimientos de satisfacción o frustración, dependiendo del bienestar alcanzado en esta evaluación.
Existen, además, factores generacionales que interactúan con los factores fisiológicos y los psicológicos propios de la edad, entre los cuales influyen el tener o no pareja sexual disponible, la historia sexual de cada persona y de cada pareja y el tiempo que se lleva en pareja.
En cuanto al tener o no pareja sexual influye, indudablemente en la actividad sexual de las personas y, específicamente, en las mujeres mayores, ya que les priva de estar activas en cuanto a su sexualidad. Una posible solución a los efectos negativos de este factor sería fomentar una regulación social y costumbres menos represivas y más libres en el caso de que las personas mayores sintieran la necesidad de organizar su vida sexual y amorosa con mayor libertad de la que tienen debido a los prejuicios sociales.
Asimismo, la historia sexual de las personas y las parejas tienen gran importancia, sobre todo si se trata de una abstinencia por un período largo de tiempo, ya que esto tiende a disminuir las capacidades fisiológicas en cuanto al deseo y el interés sexual. Un factor que podría contribuir a un estado y vida sexual favorables serían mantener una adecuada salud general, especialmente, a nivel físico.
Finalmente, el tiempo que se lleva en pareja influye en la satisfacción que se tenga a nivel de la sexualidad de las personas, debido a que ello podría causar aburrimiento, falta de motivación, habituación de los estímulos sexuales y una disminución en el deseo, la atracción y el enamoramiento que pierden intensidad a medida que avanza la edad.
Modelos de intervención
Modelo de riesgo
Desde este modelo, se entiende a la salud como la ausencia de enfermedad y no como un estado de bienestar y desarrollo de la calidad de vida. Por ello, lo que sugiere es evitar los riesgos asociados a la vida sexual, evitando educar a las personas a vivir su sexualidad de manera libre y responsable.
Marco Teórico
Se basa en el modelo clínico-médico de salud, según el cual la salud es entendida como la ausencia de enfermedad. Los profesionales de sanidad solo debían intervenir para evitar enfermedades y, en caso se detecte alguna, proveer la respectiva curación. De esa forma, se deja de lado el cuidado de la sexualidad humana y todo lo que ella implica.
Objetivos
Evitar problemas de salud asociados a la actividad sexual (sida, por ejemplo) y tratar disfunciones sexuales.
Contenidos preferentes
Presentados de forma técnica y sin ningún sesgo moral:
1.Información técnico-profesional acerca de los riesgos y sus consecuencias personales y sociales.
2.Descripción de las prácticas sexuales de riesgo que deben ser evitadas y de aquellas consideradas como “seguras” que deberían ser adoptadas en la vida sexual.
3.Intervenciones sanitarias o terapéuticas a disfunciones sexuales.
Metodología
Campañas publicitarias, campañas específicas con actuaciones de drogadictos, encarcelados. En el caso específico de las personas de tercera edad, las intervenciones solo ocurren a partir de la demanda del usuario.
Los responsables o profesionales
La principal autoridad es el Ministerio de Salud o Sanidad: médicos y sanitarios.
Evolución
En las últimas décadas, la salud ha dejado de ser considerada como ausencia de enfermedad y se ha redefinido a bienestar personal y social, lo cual implica darle mayor importancia a la educación sexual en vías de promoción de una mejor calidad de vida personal y social. De la misma manera, se habla de actividad sexual alejada del concepto de peligro, mostrándose como un constructo más positivo que incluye términos como valor de la vida, placer, etc. Sin embargo, la evolución sólo se ha dado en el campo de la teoría y no en el de la práctica, dado que en las instituciones de salud pública aún se mantienen al margen de la vida sexual de las personas que atienden.
Modelo Moral
Desde este modelo, se busca mantener a la sexualidad en un ámbito exclusivamente privado, evitando brindar mayor información relacionada a educación sexual.
Marco teórico
Modelo basado en una concepción religiosa del ser humano, según la cual la sexualidad tiene sentido solo dentro de un matrimonio heterosexual y orientada a la procreación. De la misma forma, la educación sexual se limitaría al autocontrol o educación para la abstinencia y para la vida matrimonial. Así también, el modelo niega el derecho que tienen las personas de la tercera edad de organizar su vida sexual y amorosa y presiona a todos aquellos que no estén dentro del grupo de casados con pareja heterosexual.
Objetivos
1.Preparar para el matrimonio y la familia.
2.Si no hay matrimonio heterosexual, se requiere la abstinencia de por vida.
3.Contrarrestar mensajes liberales proporcionados por los medios de comunicación.
4.Para evitar los riesgos asociados a la actividad sexual, se propone castidad antes fuera del matrimonio, además de fidelidad matrimonial después de casados.
Contenidos preferentes
1.Negación a relaciones sexuales
2.Reproducción humana y crianza de hijos
3.Relaciones familiares
4.Fomentar castidad y abstinencia
5.Fomentar idea de “actividad sexual fuera del matrimonio no tiene sentido”
Metodología
Es directiva, impartida por la Iglesia. Transmisión de doctrinas de forma breve, precisa y sin discusión.
Los responsables o profesionales
Sacerdotes y profesionales creyentes
Evolución
No ha habido cambios significativos en relación a lo postulado por la iglesia.
Modelo prescriptivo
Este modelo tiene su origen en los pensadores que pretendieron hacer una síntesis de Freud y Marx. Apareció por primera vez con el movimiento juvenil SEX-POL (sexualidad y política) creado en Viena creado por los años 30 y con Reich como su líder ideológico. Los partidarios de dicho movimiento veían la revolución sexual como una condición necesaria para la revolución social.
Marco teórico
Su fundamentación teórica se basa en los escritos freudo-marxistas de Wilhelm Reich, quien buscaba construir una síntesis de los postulados de Freud y Marx para así proponer una teoría y práctica que se base en liberar a las personas de la opresión del capitalismo y la moral sexual represiva. De la misma forma, se sugería la idea de la necesidad de tener relaciones sexuales satisfactorias debido a que el orgasmo era considerado como necesario para la salud de las personas.
Objetivos
Se consideraba que la información acerca de sexualidad brindada en la escuela era insuficiente. Por ello, se propuso objetivos amplios y complejos basados en la concepción de la educación sexual como una forma de concientizar acerca de la explotación y represión sexual. Además, se propuso el acceso libre a los anticonceptivos, el derecho al aborto, creación de lugares donde las personas pudieran tener relaciones sexuales libres, etc. Al igual que con los jóvenes, se fomenta la idea de que personas de la tercera edad también tengan actividad sexual satisfactoria, al margen del estado civil y otras consideraciones sociales.
Contenidos preferentes
1.Análisis de condiciones sociales de la población, sentido de represión sexual, la función de la familia, la propiedad y el estado.
2.Crítica a la función tradicional de la familia
3.Explicación de anatomía, fisiología y psicología del placer de la respuesta sexual humana
4.Términos: deseo, excitación, orgasmo
5.Información sobre anticoncepción y medios para llevar una vida sexual saludable
Agentes educativos
El modelo propone a los profesores y profesionales sanitarios como aquellos que difundan la información necesaria en relación de la sexualidad, además de fomentar una visión crítica de la represión sexual.
Metodología
Se centra en debates, exposiciones y participación activa en movimientos sociales.
Evolución
Durante los últimos años, ha perdido influencia social. No obstante, ciertos elementos de este modelo pueden encontrarse en emergentes movimientos sociales como el feminismo y el movimiento homosexual. De igual manera, algunos sexólogos (sexología) han adoptado ideas del modelo prescriptivo.
Gerontología
La gerontología (del griego Geron, viejo y logos, tratado) es la ciencia que se dedica a estudiar los diversos aspectos de la vejez y el envejecimiento de una población, tales como el psicológico, social, económico y hasta cultural. Por otra parte comprende sus necesidades físicas, mentales y sociales, y como son abordadas por las instituciones gubernamentales y no gubernamentales que les atienden y el envejecimiento de una población.
La gerontología aborda todas las dimensiones de la vejez, incluyendo los aspectos biológicos (biogerontología), psicológicos (psicogerontología), sociales y culturales, en tanto que la geriatría, también conocida como gerontología clínica, es la rama de medicina que se especializa en la atención de las enfermedades prevalentes en la vejez.
Diversos factores explican el reciente desarrollo de este tipo de preocupaciones. En primer lugar, la incrementada importancia que ha tomado el envejecimiento de la población. A ello se suman las condiciones de vida actuales de las personas mayores que, a diferencia de lo que ocurría anteriormente, lo más corriente es que ya no conserven unos vínculos familiares tan estrechos con su familia; de este aislamiento resulta la necesidad de preocuparse por su autonomía económica y por los diferentes problemas vinculados al estado de creciente soledad en la edad en la que se encuentran.
Objetivos
La gerontología tiene un doble objetivo:
desde un punto de vista cuantitativo, la prolongación de la vida (dar más años a la vida, retardar la muerte), y
desde un punto de vista cualitativo, la mejora de la calidad de vida de las personas mayores (dar más vida a los años).
La gerontología es un estudio multidisciplinar porque, como toda nueva área de conocimiento, se ha nutrido y nutre del conocimiento aportados por otras. Así, la biología, la sociología, la psicología, la antropología, la demografía, la educación y otros campos del saber vierten su cuota de participación para hacer de la gerontología una realidad como campo de conocimiento independiente:
La gerontología incide en la calidad y condiciones de vida del anciano mediante el diseño, ejecución y seguimiento a políticas y programas destinados al beneficio de la población anciana. De esta forma suma vida a los años más que años a la vida; este último sería un objetivo de la geriatría.
Ámbito de actuación
La gerontología interviene y estudia en varios campos:
Biología del envejecimiento
Es el área de la gerontología que abarca la comprensión de los procesos biológicos relacionados con el envejecimiento. Los temas incluidos en esta área comprenden la hormesis, los antioxidantes, las células de vástago, los radicales libres, dieta, inmunología y htelómeros. El tratamiento y estudio de estos aspectos queda a cargo generalmente de médicos geriatras, sin embargo, no deben ser descuidados por los gerontólogos en sus tareas de evaluación y toma de decisiones.
Clínica
Corresponde al área de la gerontología que estudia los aspectos médicos del envejecimiento y la vejez, así como los problemas psicológicos, funcionales y sociales asociados a dichas etapas del ciclo vital.
Educativa
Desde que Otto Friedrich Bollnow en 1962 ideara el término de Gerontología Educativa, como la teoría de la educación de las personas mayores, esta área ha experimentado un gran auge, de tal manera que hoy, se nos presenta, como un campo de intervención social muy prometedor. Sólo de la necesidad de una Gerontología Educativa surge la posibilidad de una Educación Gerontológica. Ahora bien, la simple adjetivización de lo educativo no nos conduce a nada, máxime cuando la educación tiene al mismo tiempo no sólo un objetivo social sino unos condicionantes sociales. Por lo tanto:
la acción educativa en personas mayores debe centrarse en procesos de enseñanza-aprendizaje
debe realizarse en un medio social no sólo para la consecución de su propio objetivo sino para su propia puesta en acción
La praxis educativa en este colectivo es de carácter principalmente educativo y deben centrarse en un aprendizaje significativo dónde la persona mayor ponga en juego sus habilidades, sus capacidades y su historia de vida.
Social
Estudia el lugar y la participación del ancianos en sociedad y cómo esta afecta el proceso de envejecimiento. Al respecto, el profesional de la gerontología social debe tener en su haber académico materias como sociología del envejecimiento, trabajo social, estadística, musicoterapia, psicogerontología, terapia ocupacional. Este profesional enfatiza en su práctica en aspectos de recreación, evaluación de las actividades diarias del anciano, políticas de inserción en los diversos estratos sociales. Teniendo como principal objetivo el mantenimiento del envejeciente dentro del seno familiar. Siendo este último el verdadero receptáculo de cuidados preventivos y apoyo para la mejor calidad de vida a edades tardías. Sin embargo, no siempre los familiares están en condiciones de proveerle al envejeciente de estos cuidados. De allí que el proceso de institucionalización, es decir, el ingreso a los conocidos como asilos, unidades geriátricas o gerontogeriátricas, unidades de larga estancia, entre otros; se presenta como una alternativa. Esta situación junto con el envejecimiento de la población a nivel mundial, hacen del profesional de la gerontología social un verdadero baluarte en la lucha por las mejores condiciones de vida para los ancianos.
La gerontología social es la rama de la gerontología que se encarga del desarrollo de la investigación sobre las diversas problemáticas sociales relacionadas con la vejez, así como del diseño y aplicación de acciones tendentes a lograr el bienestar del anciano en el contexto social incidiendo sobre aspectos económicos, protección social, vivienda, educación para la vejez, interacción anciano familiar-comunidad e institucionalización, entre otros. Tiene dos componentes esenciales: investigación y trabajo comunitario, con acentuado énfasis en el área preventiva. La investigación es teórica y diagnóstica, aporta elementos a la práctica gerontológica social, que se canaliza a través del diseño y la aplicación de políticas y programas. Los resultados obtenidos en la evaluación y seguimiento a la práctica vuelven a nutrir al cuerpo de investigación, que obtiene así nuevos elementos de estudio. Se forma así un circuito de conocimiento que enlaza en forma permanente la teoría y la práctica gerontológica.
Ambiental
La gerontología ambiental es un área de conocimiento de la Gerontología que tiene por objetivo conocer, analizar, modificar y optimizar la relación entre la persona que envejece y su entorno físico-social, desde perspectivas y enfoques interdisciplinarios, que abarcan diferentes disciplinas como la psicogerontología, geografía del envejecimiento, urbanismo, arquitectura y diseño accesible, política social, trabajo social, sociología, terapia ocupacional y otras ciencias a fines.
Las enfermedades asociadas a la vejez (Alzheimer, artrosis, diabetes, cataratas, osteoporosis etc.) son más recurrentes en los países en vías de desarrollo que en los desarrollados.
Enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer (EA), también denominada demencia senil de tipo Alzheimer (DSTA) o simplemente alzhéimer, es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades mentales (tales como las capacidades cognitivas superiores), a medida que mueren las células nerviosas (neuronas) y se atrofian diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener una duración media aproximada después del diagnóstico de 10 años, aunque esto puede variar en proporción directa con la severidad de la enfermedad al momento del diagnóstico.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, es incurable y terminal, y aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años de edad. Aunque también en raros casos puede ser desarrollada desde los 40 años. Los síntomas de la enfermedad como una entidad nosológica definida fueron identificados por Emil Kraepelin, mientras que la neuropatología característica fue observada por primera vez por Alois Alzheimer en 1906. Así pues, el descubrimiento de la enfermedad fue obra de ambos psiquiatras, que trabajaban en el mismo laboratorio. Sin embargo, dada la gran importancia que Kraepelin daba a encontrar la base neuropatológica de los desórdenes psiquiátricos, decidió nombrar a la enfermedad Alzhéimer en honor a su compañero.
Por lo general, el síntoma inicial es la inhabilidad de adquirir nuevos recuerdos, pero suele confundirse con actitudes relacionadas con la vejez o el estrés. Ante la sospecha de alzhéimer, el diagnóstico se realiza con evaluaciones de conductas cognitivas, así como neuroimágenes, de estar estas disponibles. A medida que progresa la enfermedad, aparecen confusión mental, irritabilidad y agresión, cambios del humor, trastornos del lenguaje, pérdida de la memoria de corto plazo y una predisposición a aislarse a medida que declinan los sentidos del paciente. Gradualmente se pierden las funciones biológicas, que finalmente conllevan a la muerte. El pronóstico para cada individuo es difícil de determinar. El promedio general es de 7 años, menos del 3% de los pacientes viven más de años después del diagnóstico.
La causa del la enfermedad de alzheimer permanece desconocida, aunque las últimas investigaciones parecen indicar que están implicados procesos de tipo priónico. Las investigaciones suelen asociar la enfermedad a la aparición de placas seniles y ovillos neurofibrilares. Los tratamientos actuales ofrecen moderados beneficios sintomáticos, pero no hay tratamiento que retrase o detenga el progreso de la enfermedad. Para la prevención del alzheimer, se han sugerido un número variado de hábitos conductuales, pero no hay evidencias publicadas que destaquen los beneficios de esas recomendaciones, incluyendo la estimulación mental y la dieta equilibrada. El papel que juega el cuidador del sujeto con alzheimer es fundamental, aun cuando las presiones y la demanda física de esos cuidados pueden llegar a ser una gran carga personal.
El Día Internacional del Alzheimer se celebra el 21 de septiembre, fecha elegida por la OMS y la Federación Internacional de Alzheimer, en la cual se celebran actividades en diversos países para concienciar y ayudar a prevenir la enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), realizó en 2015 su Primera Conferencia Ministerial de la OMS sobre la Acción Mundial contra la Demencia.
Etiología
Las causas del alzheimer no han sido descubiertas completamente. Existen tres principales hipótesis para explicar el fenómeno: el déficit de la acetilcolina, la acumulación de amiloide o tau y los trastornos metabólicos.
Hipótesis colinérgica
La más antigua de ellas, y en la que se basan la mayoría de los tratamientos disponibles en el presente, es la hipótesis colinérgica, la cual sugiere que el alzheimer se debe a una reducción en la síntesis del neurotransmisor acetilcolina. Esta hipótesis no ha mantenido apoyo global por razón de que los medicamentos que tratan una deficiencia colinérgica tienen reducida efectividad en la prevención o cura del alzheimer, aunque se ha propuesto que los efectos de la acetilcolina dan inicio a una acumulación a tan grandes escalas que conlleva a la neuroinflamación generalizada que deja de ser tratable simplemente promoviendo la síntesis del neurotransmisor.
Hipótesis de la proteínas β-amiloide y tau
Otra hipótesis propuesta en 1991,41 se ha relacionado con el acumulo anómalo de la proteína beta-amiloide (también llamada amiloide Aβ) y tau en el cerebro de los pacientes con alzheimer. En una minoría de pacientes, la enfermedad se produce por la aparición de mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 y en el gen de la APP, localizado en el cromosoma 21. En este último caso la enfermedad aparece clásicamente en personas con el síndrome de Down (trisomía en el cromosoma 21), casi universalmente en los 40 años de vida y se transmite de padres a hijos (por lo que existen, habitualmente, antecedentes familiares de alzheimer en los pacientes que desarrollan la enfermedad en edades precoces). Esa relación en el cromosoma 21, y la tan elevada frecuencia de aparición de la enfermedad en las trisomías de ese cromosoma, hacen que la teoría sea muy evidente.
Para poder hablar de las presenilinas, debemos recordar que el alzheimer está caracterizado por depósitos amiloideos en el cerebro (como apoya la segunda teoría de este artículo).45 Su componente principal es el péptido beta-amiloide de 42 aminoácidos (βA42), en cuyo proceso de producción es fundamental la participación de la γ-secretasa, la cual depende a su vez de las presenilinas (PSEN).
De esta manera se instituye un nuevo grupo de moléculas implicadas en la génesis de la enfermedad del Alzheimer y fundamental para su comprensión. Además son de notable actualidad debido a que su descubrimiento es relativamente reciente y a las posibilidades que ofrecen como dianas terapéuticas. Para comprender qué son estas moléculas, debemos señalar que se trata de un grupo de sustancias peptídicas producidas principalmente en el cerebro. Hay dos tipos, PSEN 1 y PSEN 2, con una estructura similar. La función principal que desempeñan ambas PSEN consiste en el procesamiento proteolítico de numerosas proteínas de membrana de tipo 1, entre ellas la APP, formando parte de la γ secretasa; de ahí la importancia de las PSEN en la enfermedad de Alzheimer, ya que a través de la regulación de la γ secretasa determinan la forma de Aβ que se genera y por tanto su acumulación en el tejido cerebral. El alzheimer de inicio temprano se ha relacionado con mutaciones en el cromosoma 21, que contiene el gen de la PPA, y los cromosomas 14 y 1, que codifican para PSEN1 y PSEN2, respectivamente. Estas mutaciones tienen como resultado, entre otros efectos, el aumento de la concentración de βA. Mientras que el alzheimer de inicio tardío se relaciona con mutaciones en el gen de la apolipoproteina E. El gen que codifica la PSEN1, del que se conocen 177 mutaciones distintas, es el responsable de la aparición del alzheimer de inicio tan temprano como a los 23 años. La mutación de la PSEN2 es la causante de menos del 1% de los casos de alzheimer autosómicos dominantes, influyendo más en estos portadores los factores ambientales. La revisión de diferentes artículos nos ha conducido a la conclusión de que existe una relación entre las PSEN y el alzheimer. Actualmente el avance en las técnicas de secuenciación del genoma ha aportado gran cantidad de información sobre las PSEN, su función, la localización en nuestros genes, la implicación de éstas en la formación de βA, etc. No obstante, hoy día aún se observan lagunas en cuanto a los mecanismos moleculares en los que están implicadas las PSEN.
Otro gran factor de riesgo genético es la presencia del gen de la APOE4 (apolipoproteína relacionada con la hiperlipoproteinemia y la hipercolesterolemia familiar), el cual tiende a producir una acumulación amiloide en el cerebro antes de que aparezcan los primeros síntomas del alzheimer. Por ende, la deposición del amiloide Aβ tiende a preceder la clínica del alzheimer. Otras evidencias parten de los hallazgos en ratones genéticamente modificados, los cuales sólo expresan un gen humano mutado, el de la APP, el cual invariablemente les causa el desarrollo de placas amiloides fibrilares. Se descubrió una vacuna experimental que causaba la eliminación de estas placas pero no tenía efecto sobre la demencia.
Los depósitos de las placas no tienen correlación con la pérdida neuronal. Esta observación apoya la hipótesis tau, la cual defiende que es esta proteína la que da inicio a la cascada de trastornos de la enfermedad de Alzheimer. De acuerdo a este modelo, las tau hiperfosforiladas adoptan formas anómalas, distribuyéndose en largas hileras. Eventualmente forman ovillos de neurofibrillas dentro de los cuerpos de las células nerviosas. Cuando esto ocurre, los microtúbulos se desintegran, colapsando el sistema de transporte de la neurona. Ello puede dar inicio a las primeras disfunciones en la comunicación bioquímica entre una neurona y la otra y conllevar la muerte de estas células.
Hipótesis de los trastornos metabólicos
Algunas investigaciones recientes han relacionado la demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, con desórdenes metabólicos, particularmente con la hiperglicemia y la resistencia a la insulina. La expresión de receptores de la insulina ha sido demostrada en las neuronas del sistema nervioso central, preferentemente en las del hipocampo. En estas neuronas, cuando la insulina se une a su receptor celular, se promueve la activación de cascadas de señalización intracelular que conducen al cambio de la expresión de los genes relacionados con los procesos de plasticidad sináptica y de las enzimas relacionadas con el despeje de la misma insulina y del beta-amiloide. Estas enzimas degradantes de insulina promueven la disminución de la toxicidad debida al amiloide en modelos animales.
Otras hipótesis
A pesar de la polémica existente en torno al papel que tiene el aluminio como factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer, en los últimos años los estudios científicos han revelado que este metal podría estar relacionado con el desarrollo de la enfermedad. Los resultados muestran que el aluminio se asocia a varios procesos neurofisiológicos que provocan la característica degeneración del Alzheimer. Sin embargo, algunas personas que han estado crónicamente expuestas al aluminio, a través de alimentos o agua, no han mostrado ningún síntoma de la enfermedad. La probable explicación es que su intestino mantiene la función de barrera protectora, que evita el paso de sustancias tóxicas a la sangre y las consecuentes reacciones.
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la pérdida de neuronas y sinapsis en la corteza cerebral y en ciertas regiones subcorticales. Esta pérdida resulta en una atrofia de las regiones afectadas, incluyendo una degeneración en el lóbulo temporal y parietal y partes de la corteza frontal y la circunvolución cingulada.
Neuropatología
Las placas son depósitos densos, insolubles, de la proteína beta-amiloide y de material celular que se localizan fuera y alrededor de las neuronas. Estas continúan creciendo hasta formar fibras entretejidas dentro de la célula nerviosa, los llamados ovillos. Es probable que muchos individuos, en su vejez, desarrollen estas placas y ovillos como parte del proceso normal de envejecimiento. Sin embargo, los pacientes con alzhéimer tienen un mayor número en lugares específicos del cerebro, como el lóbulo temporal.
Bioquímica
La enfermedad de Alzheimer se ha definido como una enfermedad que desdobla proteínas o proteopatía, debido a la acumulación de proteínas Aβ y tau, anormalmente dobladas, en el cerebro.68 Las placas neuríticas están constituidas por pequeños péptidos de 39–43 aminoácidos de longitud, llamados beta-amiloides (abreviados A-beta o Aβ). El beta-amiloide es un fragmento que proviene de una proteína de mayor tamaño conocida como Proteína Precursora de Amiloide (APP, por sus siglas en inglés). Esta proteína es indispensable para el crecimiento de las neuronas, para su supervivencia y su reparación postdaño. En la enfermedad de Alzheimer, un proceso aún desconocido es el responsable de que la APP sea dividida en varios fragmentos de menor tamaño por enzimas que catalizan un proceso de proteolisis. Uno de estos fragmentos es la fibra del beta-amiloide, el cual se agrupa y deposita fuera de las neuronas en formaciones microscópicamente densas conocidas como placas seniles.
La enfermedad de Alzheimer se considera, debido a la agregación anormal de la proteína tau, como una tauopatía, . Las neuronas sanas están compuestas por citoesqueleto, una estructura intracelular de soporte, parcialmente hechas de microtúbulos. Estos microtúbulos actúan como rieles que guían los nutrientes y otras moléculas desde el cuerpo neuronal hasta los extremos de los axones y viceversa. Cada proteína tau estabiliza los microtúbulos cuando es fosforilada y por esa asociación se le denomina proteína asociada al microtúbulo. En el alzheimer, la tau debido a cambios químicos que resultan en su hiperfosforilación, se une con otras hebras tau creando ovillos de neurofibrillas y, de esta manera, desintegra el sistema de transporte de la neurona.
No se ha explicado por completo cómo la producción y agregación de los péptidos Aβ (beta Amiloides) juegan un rol en el alzheimer. La fórmula tradicional de la hipótesis amiloide apunta a la acumulación de los péptidos Aβ como el evento principal que conlleva la degeneración neuronal. La acumulación de las fibras amiloides, que parece ser la forma anómala de la proteína responsable de la perturbación de la homeostasis del ion calcio intracelular, induce la muerte celular programada, llamada apoptosis. Se sabe también que la Aβ se acumula selectivamente en las mitocondrias de las células cerebrales afectadas en el alzhéimer y que es capaz de inhibir ciertas funciones enzimáticas, así como alterar la utilización de la glucosa por las neuronas.
Varios mecanismos inflamatorios y la intervención de las citoquinas pueden también jugar un papel en la patología de la enfermedad de Alzheimer. La inflamación es el marcador general de daño en los tejidos en cualquier enfermedad y puede ser secundario al daño producido por el alzhéimer, o bien, la expresión de una respuesta inmunológica.
Genética
La gran mayoría de los pacientes de esta enfermedad, tienen o han tenido algún familiar con alzheimer. También hay que decir que en una pequeña proporción de los pacientes, el Alzheimer es debido a una generación autosómica dominante, haciendo que la enfermedad aparezca de forma temprana. En menos de un 10% de los casos, el alzheimer aparece antes de los 60 años de edad como consecuencia de mutaciones autosómicas dominantes, representando, apenas, un 0,01% de todos los casos. Estas mutaciones se han descubierto en tres genes distintos: el gen de la proteína precursora de amiloide (la APP) y los genes de las presenilinas 1 y 2. Si bien la forma de aparición temprana de la enfermedad de Alzheimer ocurre por mutaciones en tres genes básicos, la forma más común no se ha podido explicar con un modelo puramente genético. La presencia del gen de la apolipoproteína E es el factor de riesgo genético más importante para padecer Alzheimer, pero no permite explicar todos los casos de la enfermedad.
En 1987, se descubrió la relación de la enfermedad de Alzheimer con el cromosoma 21. Esto fue importante porque la mayoría de los afectados por el "síndrome de Down" o trisomía del cromosoma 21, padecen lesiones neuropatológicas similares a las del Alzheimer. Dentro del cromosoma 21 encontramos el gen PPA. John Hardy y sus colaboradores en 1991 afirmaron que este gen estaba implicado en la Enfermedad de Alzheimer en un reducido número de familias. Sin embargo, se considera que de entre 5-10% de los familiares con la enfermedad precoz la padecen debido a una mutación de este gen. Las investigaciones dentro de este gen se han centrado en el péptido Ab (todas las mutaciones se encuentran alrededor de este péptido). Las mutaciones producían un aumento de las concentraciones del péptido Ab. Esto llevó a la formación de la hipótesis de "cascada amieloide" en los años 90. La "cascada amieloide" consiste en que la gran producción de Ab llevaría a la formación de depósitos en formas de placas seniles. Estas placas seniles serían nocivas para las células que producirían ovillos neurofibrilares, la muerte celular y la demencia. Más tarde se vio en un grupo amplio de familias el ligamiento de la enfermedad del Alzheimer con el cromosoma 14. Pero esto llevó a una cadena de errores y con ello unas conclusiones erróneas. Rudy Tanzi y Peter St George-Hyslop en 1995, mediante las técnicas de clonaje descubrieron otro gen S182 o Presenilin-1 (PS1). Este gen se encuentra entre los dominios 9 y 8 de transmembrana (con dos regiones hidrofílicas) y se le han encontrado más de 30 mutaciones. Este gen interviene en procesos de apoptosis y es fundamental durante el desarrollo. La mayoría de las mutaciones del gen Presenilin-1 (PS1) provocan un cambio en la estructura primaria. La PS1 y la enfermedad del Alzheimer no tienen una clara relación, pero hay que destacar que los pacientes que tuvieron mutaciones que aumentan Ab en el plasma. Poco más tarde se descubrió un nuevo gen que se denomina presenilina-2 (PS2) y también provoca el ascenso en la concentración de Ab, aunque las mutaciones observadas son de menor cantidad que los otros genes (PPA y PS1). La PS2 está formada por 8-9 dominios transmembrana.
La mayoría de las mutaciones en el gen de la APP y en los de las presenilinas, aumentan la producción de una pequeña proteína llamada beta-amiloide (Abeta 2), la cual es el principal componente de las placas seniles.
Aunque la mayoría de los casos de Alzheimer no se deben a una herencia familiar, ciertos genes actúan como factores de riesgo. Un ejemplo es la transmisión familiar del alelo e4 del gen de la apolipoproteína E. Este gen se considera un factor de riesgo para la aparición de Alzheimer esporádico en fases tardías, produciendo un 50% de los casos Alzheimer. Además de éste, alrededor de 400 genes han sido también investigados por su relación con el Alzheimer esporádico en fase tardía. Así pues, los genetistas coinciden en que hay más genes que actúan como factores de riesgo, aunque también afirman que existen otros que tienen ciertos efectos protectores que conllevan a retrasar la edad de la aparición del Alzheimer. Un ejemplo es la alteración en el gen de la reelina, que contribuye a aumentar el riesgo de aparición del alzhéimer en mujeres.
Cuadro clínico
Predemencia
Los primeros síntomas se confunden, con frecuencia, con la vejez o estrés en el paciente. Una evaluación neuropsicológica detallada es capaz de revelar leves dificultades cognitivas hasta 8 años antes de que la persona cumpla los criterios de diagnóstico. Estos signos precoces pueden tener un efecto sobre las actividades de la vida diaria. La deficiencia más notable es la pérdida de memoria, manifestada como la dificultad de recordar hechos recientemente aprendidos y una inhabilidad para adquirir nueva información. Dificultades leves en las funciones ejecutivas —atención, planificación, flexibilidad y razonamiento abstracto— o trastornos en la memoria semántica —el recordar el significado de las cosas y la interrelación entre los conceptos— pueden también ser síntomas en las fases iniciales del alzheimer. Puede aparecer apatía, siendo uno de los síntomas neuropsiquiátricos persistentes a lo largo de la enfermedad. La fase preclínica de la enfermedad es denominada por algunos deterioro cognitivo leve, pero aún existe debate sobre si el término corresponde a una entidad diagnóstica independiente o si, efectivamente, es la primera etapa de la enfermedad.
Los síntomas en esta fase inicial van desde una simple e insignificante, pero a veces recurrente, pérdida de memoria (como la dificultad en orientarse uno mismo en lugares como calles al estar conduciendo el automóvil), hasta una constante y más persuasiva pérdida de la memoria conocida como memoria a corto plazo, presentando dificultades al interactuar en áreas de índole familiar como el vecindario donde el individuo habita.
Además de la recurrente pérdida de la memoria, una pequeña porción de los pacientes presenta dificultades para el lenguaje, el reconocimiento de las percepciones —agnosia— o en la ejecución de movimientos —apraxia— con mayor prominencia que los trastornos de la memoria. El alzheimer no afecta las capacidades de la memoria de la misma forma. La memoria a largo plazo o memorias episódicas, así como la memoria semántica o de los hechos aprendidos y la memoria implícita, que es la memoria del cuerpo sobre cómo realizar las acciones (tales como sostener el tenedor para comer), se afectan en menor grado que las capacidades para aprender nuevos hechos o el crear nuevos recuerdos.
Los problemas del lenguaje se caracterizan, principalmente, por reducción del vocabulario y disminución en la fluidez de las palabras, lo que conlleva a un empobrecimiento general del lenguaje hablado y escrito. El paciente con alzheimer suele ser capaz de comunicar adecuadamente las ideas básicas. También aparece torpeza al realizar tareas motoras finas, tales como escribir, dibujar o vestirse, así como ciertas dificultades de coordinación y de planificación. El paciente mantiene su autonomía y sólo necesita supervisión cuando se trata de tareas complejas.
En esta etapa es frecuente que la persona se desoriente en la calle y llegue a perderse, por lo que se recomienda tomar precauciones:
Colocándole en la muñeca una pulsera con un número de teléfono de contacto.
Avisando a los que conocen la situación, para que alerten a la familia en caso de encontrar deambulando al enfermo de alzheimer.
Usando un localizador GPS para personas con alzheimer, con el que la familia siempre pueda saber dónde está. Existen localizadores por teleasistencia, en los que el cuidador debe de llamar a una teleoperadora para saber la ubicación del enfermo que lleva el dispositivo, y localizadores directos, en los que el cuidador tiene un receptor con el que, pulsando un botón, ve en la pantalla un mapa y la posición exacta de la persona enferma.
Demencia moderada
Conforme avanza la enfermedad, los pacientes pueden realizar tareas con cierta independencia (como usar el baño), pero requerirán asistencia para tareas más complejas (p. ej. ir al banco, pagar cuentas, etc.). Paulatinamente llega la pérdida de aptitudes, como las de reconocer objetos y personas. Además, pueden manifestarse cambios de conducta como, por ejemplo, arranques violentos incluso en personas que jamás han presentado este tipo de comportamiento.
Los problemas del lenguaje son cada vez más evidentes debido a una inhabilidad para recordar el vocabulario, lo que produce frecuentes sustituciones de palabras erróneas, una condición llamada parafasia. Las capacidades para leer y escribir empeoran progresivamente. Las secuencias motoras complejas se vuelven menos coordinadas, reduciendo la habilidad de la persona para hacer sus actividades rutinarias. Durante esta fase, también empeoran los trastornos de la memoria y el paciente empieza a dejar de reconocer a sus familiares y seres más cercanos. La memoria a largo plazo, que hasta ese momento permanecía intacta, se deteriora.
En esta etapa se vuelven más notorios los cambios en la conducta. Las manifestaciones neuropsiquiátricas más comunes son las distracciones, el desvarío y los episodios de confusión al final del día (agravados por la fatiga, la poca luz o la oscuridad), así como la irritabilidad y la labilidad emocional, que incluyen llantos o risas inapropiadas, agresión no premeditada e incluso resistencia a las personas a cargo de sus cuidados. En el 30% aproximadamente de los pacientes aparecen ilusiones en el reconocimiento de personas. También puede aparecer la incontinencia urinaria. Estos síntomas estresan a los familiares y a las personas al cuidado del paciente y pueden verse reducidos si se le traslada a un centro de cuidados a largo plazo.
Demencia avanzada
La enfermedad trae deterioro de la masa muscular, perdiéndose la movilidad, lo que lleva al enfermo a un estado de encamamiento, la incapacidad de alimentarse a sí mismo, junto a la incontinencia, en aquellos casos en que la muerte no haya llegado aún por causas externas (infecciones por úlceras o neumonía, por ejemplo). El lenguaje se torna severamente desorganizado, llegándose a perder completamente. A pesar de ello, se conserva la capacidad de recibir y enviar señales emocionales. Los pacientes no podrán realizar ni las tareas más sencillas por sí mismos y requerirán constante supervisión, quedando así completamente dependientes. Puede aún estar presente cierta agresividad, aunque es más frecuente ver extrema apatía y agotamiento.
El diagnóstico se basa primero en la historia y la observación clínicas, del profesional de la salud y la que es referida por los familiares, basada en las características neurológicas y psicológicas, así como en la ausencia de condiciones alternativas: un diagnóstico de exclusión.
Luego durante unas semanas o meses se realizan pruebas de memoria y de funcionamiento o evaluación intelectual. También se efectúan análisis de sangre y escáner para descartar diagnósticos alternativos.
No existe un test pre mortem para diagnosticar concluyentemente el alzheimer. Se ha conseguido aproximar la certeza del diagnóstico a un 85%, pero el definitivo debe hacerse con pruebas histológicas sobre tejido cerebral, generalmente obtenidas en la autopsia (McKhann 1984) .
Las pruebas de imagen cerebral —Tomografía axial computarizada (TAC), Resonancia magnética nuclear (RMN), tomografía por emisión de positrones (TEP) o la tomografía computarizada por emisión de fotón único— pueden mostrar diferentes signos de que existe una demencia, pero no especifican de cuál demencia se trata. Por tanto, el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer se basa tanto en la presencia de ciertas características neurológicas y neuropsicológicas, como en la ausencia de un diagnóstico alternativo y se apoya en el escáner cerebral para detectar signos de demencia. Actualmente se están desarrollando nuevas técnicas de diagnóstico basadas en el procesamiento de señales electroencefalográficas.
Una vez identificada, la expectativa promedio de vida de los pacientes que viven con la enfermedad de Alzheimer es aproximadamente de 7 a 10 años, aunque se conocen casos en los que se llega antes a la etapa terminal, entre 4 y 5 años; también existe el otro extremo, donde pueden sobrevivir hasta 21 años.
Criterios de diagnóstico
La Asociación del Alzheimer es el organismo que ha establecido los criterios diagnósticos más comúnmente usados, registrados en los Criterios NINCDS-ADRDA del Alzheimer. Estas pautas requieren que la presencia de un trastorno cognitivo y la sospecha de un síndrome demencial sean confirmadas con una evaluación neuropsicológica con vistas a categorizar el diagnóstico de Alzheimer en dos: posible o probable. La confirmación histológica, que incluye un examen microscópico del tejido cerebral, se precisa para el diagnóstico definitivo del Alzheimer. Estos criterios incluyen que la presencia de un trastorno cognitivo y la sospecha de un síndrome demencial sean confirmados por evaluaciones neuropsicológicas para distinguir entre un diagnóstico posible o uno probable de la enfermedad de Alzheimer. Se ha mostrado fiabilidad y validez estadística entre los criterios diagnósticos y la confirmación histológica definitiva. Son ocho los dominios cognitivos que con más frecuencia se dañan en el alzhéimer: la memoria, el lenguaje, la percepción, la atención, las habilidades constructivas y de orientación, la resolución de problemas y las capacidades funcionales. Estos parámetros son equivalentes a los evaluados en los Criterios NINCDS-ADRDA publicados por la Asociación Americana de Psiquiatría.
Enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson (EP), también denominada mal de Parkinson, parkinsonismo idiopático, parálisis agitante o simplemente párkinson, es una enfermedad neurodegenerativa crónica caracterizada por bradicinesia (movimiento lento), rigidez (aumento del tono muscular), temblor y pérdida del control postural. Esta enfermedad se debe a un déficit en la secreción de dopamina, hormona liberada por las terminaciones nerviosas de la sustancia negra.
La enfermedad de Parkinson se clasifica con frecuencia como un trastorno del movimiento; sin embargo, también desencadena alteraciones en la función cognitiva, depresión, dolor y alteraciones en la función del sistema nervioso autónomo.
Esta enfermedad representa el segundo trastorno neurodegenerativo por su frecuencia, situándose por detrás de la enfermedad de Alzheimer. Está extendida por todo el mundo y afecta tanto al sexo masculino como al femenino, afectando entre un 1 % a un 2 % de la población sobre 60 años o de un 0,5 % a un 5 % de la población mayor de 65 años. La enfermedad puede presentarse desde los 40 años y su incidencia va aumentado con la edad, especialmente en los varones.
La enfermedad de Parkinson aumenta su severidad con el tiempo, como consecuencia de la destrucción progresiva, por causas que todavía se desconocen, de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra.
En 1997 la Organización Mundial de la Salud estableció que el 11 de abril se celebraría el Día mundial del párkinson, con el objetivo de acrecentar la concienciación de las necesidades de las personas aquejadas de esta dolencia. Se estableció esta fecha pues corresponde al nacimiento de James Parkinson, el médico británico que describió por primera vez la «parálisis agitante», término que él mismo acuñó.
Clasificación
La enfermedad de Parkinson se clasifica en estadios clínicos según el grado de afectación.
Hay varias escalas de evaluación que se pueden utilizar como herramientas para determinar la progresión de la enfermedad. Los criterios para evaluar la enfermedad de Parkinson se centran en la severidad de las alteraciones motoras y en el grado de deterioro en las actividades diarias de una persona.
Las escalas de evaluación de uso general, como la de Hoehn y Yahr, se centran en las alteraciones motoras. Estas alteraciones se evalúan según su severidad en una escala del 1 a 5. En esta escala, dependiendo de las dificultades de una persona para realizar sus actividades, se asigna un puntaje de 1 y 2 (leve a moderado) en la etapa temprana del cuadro, puntaje de 2 y 3 (moderado a severo) en la etapa media y un puntaje de 4 y 5 (severo a invalidante) en la etapa más avanzada de la enfermedad.
La Escala de evaluación de la enfermedad de Parkinson (UPDRS) es más completa que la escala de Hoehn y de Yahr. Toma en cuenta la alteración para la realización de las actividades diarias, el comportamiento, el humor, las complicaciones cognoscitivos y los efectos del tratamiento respecto de las alteraciones motoras.
Historia
En 1817, James Parkinson, médico inglés, describió un síndrome que denominó Parálisis Agitans, el cual fue posteriormente denominado como enfermedad de Parkinson por Jean-Martin Charcot en 1861.
Epidemiología
Globalmente, la incidencia anual de la enfermedad de Parkinson es de dieciocho nuevos casos por cada cien mil habitantes, pero la alta esperanza de vida que suelen presentar los pacientes hace que la prevalencia de la enfermedad en la población sea cuantitativamente mayor que la incidencia, registrándose unos ciento sesenta y cuatro casos por cada cien mil habitantes. Según los estudios auspiciados por el grupo de estudio del Europarkinson, la prevalencia de la enfermedad de Parkinson en el continente europeo es de 1,43 % en las personas que superan los sesenta años de edad, aunque se han hecho estimaciones en estados como España o Reino Unido, que exponen que cerca de ciento veinte mil habitantes se ven afectados por esta enfermedad en sendos países. En América del Norte la cifra se dispara hasta el millón de pacientes aquejados de esta enfermedad, estando afectada un 1 % de la población que supera los 65 años.
En edades tempranas, concretamente antes de los cuarenta años, la enfermedad de Parkinson es excepcional y su prevalencia es menor del 1/100 000. La incidencia de esta enfermedad empieza a aumentar a partir de los cincuenta años y no se estabiliza hasta los ochenta, si bien este hecho puede ser resultado de un sesgo de selección.
Varios estudios han puesto al descubierto una prevalencia acentuada de la enfermedad de Parkinson en el medio rural, especialmente entre los varones. Esto puede deberse a que la vida en el campo incluye en algunas ocasiones, diferentes exposiciones ambientales de riesgo, como contaminación en el agua de los pozos por el uso de pesticidas e insecticidas.
Mortalidad
Los estudios sobre la mortalidad en la enfermedad de Parkinson se encuentran limitados por la escasez de precisión de los certificados de defunción, así como por la confusión diagnóstica entre el párkinson idiopático y otros tipos de trastornos neurodegenerativos. Con todo ello, puede establecerse que las tasas de mortalidad son bajas para cualquier estrato de edad y que la edad de la muerte de los pacientes ha ido desplazándose hasta edades más avanzadas, por un progresivo aumento de la esperanza de vida. Además, todo parece indicar que el tratamiento con levodopa reduce el riesgo de muerte de los pacientes, especialmente durante los primeros años de la enfermedad. De hecho, y en efecto la mortalidad estandarizada de la enfermedad de Parkinson se situaba en 2,9 antes de haberse producido la introducción de la levodopa, pues tras la aparición del fármaco la cifra experimentó un colosal descenso que la dejó en 1,3, proporcionándole a los pacientes una esperanza de vida que rozaba la normalidad. Sin embargo, una revisión sistemática del efecto de levodopa en el cambio de la esperanza de vida demostró que la mejora que se había producido a consecuencia del tratamiento farmacológico era menor, con una estimación de la mortalidad estandarizada de 2,1.
Cuando se sobreviene la muerte en los pacientes aquejados de enfermedad de Parkinson, esta suele ser debida a una infección intercurrente, generalmente torácica, o a un traumatismo producido en alguna de las caídas ocasionadas por la inestabilidad postural. Cabe destacar, que los pacientes con enfermedad de Parkinson tienen una menor probabilidad de fallecer a consecuencia de cáncer o de enfermedades cardiovasculares que la población general.
Etiología
Actualmente se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Parkinson, pero todo parece indicar que se trata de una combinación de ciertos factores ambientales, genéticos, el daño oxidativo y el proceso normal de envejecimiento, con un probable papel fundamental de la conexión intestino-cerebro. Se ha documentado la asociación del parkinsonismo con la enfermedad celíaca no diagnosticada y la mejoría con la retirada del gluten de la dieta. Los síntomas neurológicos pueden ser la única manifestación de la sensibilidad al gluten, en ausencia de síntomas digestivos o de otro tipo.
Aunque los estudios epidemiológicos muestran que uno de los factores de riesgo de mayor preponderancia son los antecedentes familiares, las teorías etiológicas tóxico-ambientales han ido tomando cada vez mayor importancia en desmedro de las teorías genéticas.
Evidencias actuales apoyan la hipótesis de que la enfermedad de Parkinson comienza en el intestino y se propaga a través de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático hasta la sustancia negra y el sistema nervioso central.
Estudios realizados hasta la fecha han encontrado un riesgo superior de desarrollar la enfermedad de Parkinson entre el personal expuesto profesionalmente a ciertos plaguicidas, fundamentalmente insecticidas y herbicidas. Otros factores se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson, tales como el consumo de agua de pozos contaminados por pesticidas debido a la agricultura y la vida rural, si bien no se ha podido determinar si guardan relación con la exposición a los plaguicidas o si se trata de factores de riesgo independientes.